Capítulo 27

120 18 0
                                    


Verlo cruzar la puerta le dolió tanto como cualquiera de las muertes que había tenido que vivir. Pero él no estaba muerto, al menos no de forma literal. Quizá lo que estaba muerto era lo que había entre ambos, todo eso que ella prefirió negar para salvar a uno de los dos. Quería pensar que lo salvaba a él, pero tal vez solo se estaba salvando a sí misma.

Se sentía culpable. Culpable porque tenía razón al echarle tantas cosas en cara. Era una hija de puta que solo pensaba en hacer lo correcto y que terminaba cargándola siempre. No había marcha atrás, ahora sólo quedaba acelerar... Pero en las carreteras siempre hay curvas y se necesita frenar antes de llegar a una.

No debía tomar decisiones en caliente, nunca terminaba bien cuando lo hacía. Sin embargo, no quería esperar a mañana o a pasado que el mal de amores se me fuera. No podía perder el tiempo sabiendo que Roi podría actuar en cualquier momento para perjudicarle.

Salió de casa a las prisas y se subió a su moto para ir hasta casa de Roi, aunque como era de esperar, no lo encontró allí. Se sintió frustrada, sabiendo que la calle era su único lugar seguro y por lo tanto el único en donde estaría cuando pasase algo malo.

—No te esperaba yo por aquí, Mimi —rió entre dientes cuando la vio bajar de su moto, ella lo miró mal mientras caminaba en su dirección—. Tranquila, ¿a donde vas con la cabeza tan alta?

—No me toques los ovarios —espetó—. Estás matando a las personas que más me importan.

—Tú hiciste lo mismo —chasqueó su lengua contra su paladar—. Hoy ha sido el entierro de mi hermana, no has tenido la cara de presentarte allí después de matarla, ¿eh?

—¿Y tú al de Exon? ¿Al de Mónica...? ¿Al de Laura?

—No los conocía de nada, no tendría por qué haber ido a tales entierros... Pero tú a mi hermana si que la conocías, pasasteis muchos momentos juntas, ¿no es así? Y ahora le clavaste el puñal por la espalda como hacen los cobardes.

—No, no intentes persuadirme. Tu hermana pasó todo eso conmigo solo porque era su cuñada en aquel entonces, pero no seamos idiotas, nunca le caí demasiado bien y ella a mi tampoco, en el fondo erais idénticos... Y en el fondo terminaréis igual.

Roi soltó una carcajada, invitando a sus compañeros a reírse también.

—No hagas juramentos que no vas a poder cumplir, ahora estás destrozada y lo único que necesitas es olvidarte de todo por unos momentos. Vamos, Mimi, los dos sabemos a lo que has venido.

—He venido a decirte que eres un mierdas —gruñó frustrada—. ¿Podemos terminar con esto de una vez por todas?

—¿Te crees que es tan fácil? No. Los juegos cuando se empiezan es para terminarlos, no para dejarlos a la mitad solo porque una cara bonita venga a rogar que se firme la paz entre ambos bandos. Las cosas en la calle no funcionan así, Mimi, ya deberías de saberlo.

—Tenía la esperanza de que tu tiempo en la tumba te hiciera cambiar, pero sigues siendo el mismo gilipollas de siempre.

La simple mención del tema le hizo soltar el cigarrillo que sujetaba en sus dedos, después la agarró de la nuca para acercarla a él de manera bruta.

—Mira, zorrita, no habría tenido tiempo en la tumba si la puta de mi novia no me hubiese dejado a la suerte de Dios después de un fatal accidente. Todo fue por ti, Mimi, absolutamente todo y me lo pagaste de esa manera tan ridícula. ¿No crees que busco un poquito de venganza?

Enredó su pelo en su puño y tiró de este con fuerza, haciéndola gemir de dolor. Sus compañeros de banda volvieron a reír.

—No —pidió ella al ver sus intenciones. El pánico no solo se reflejó en sus ojos sino en su cuerpo en general—. Roi, no... Cualquier cosa menos esto.

—¿Cualquier cosa? No, eres demasiado débil para decirme eso, después volverás a venir llorando por las muertes —sonrió con cinismo—, prefiero que vengas llorando a por otra cosa que solo yo puedo darte.

Tragó saliva y lo miró a los ojos, suplicándole con estos que se detuviera.

Pero Roi solo le pidió ayuda a sus compañeros para inmovilizar su cuerpo y así después inyectar la jeringa directamente en la vena. La heroína es una droga ilegal sumamente adictiva que se procesa a partir de la morfina. la oleada de euforia vino acompañada por un enrojecimiento cálido de la piel, sequedad bucal y una sensación de pesadez en las extremidades.

Las náuseas no tardaron demasiado en presentarse también en el cuerpo de la joven, quiso vomitar cuando imitaron la acción en su otro brazo.

A partir de ese momento sus funciones mentales están nubladas; la función cardíaca se vuelve más lenta y también se reduce grandemente el ritmo de la respiración. Su vida no estaba en riesgo todavía, no era la primera vez que consumía, pero si la primera vez después de largos años en donde no había probado ni un solo gramo. La recaída iba a ser muy fuerte y no estaba preparada con todo lo que tenía encima.

Calle Where stories live. Discover now