Capítulo 14

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El desgarrador grito que soltó Mimi cuando vio el accidente llamó la atención de todos, ni siquiera se molestó en escuchar las advertencias de sus compañeros y echó a correr hacia su moto para llegar más rápido al lugar en donde Exon había derrapado.

—Mimi, no puedes acercarte —uno de los participantes de la carrera se interpuso—. No te gustará lo que vas a ver...

—Apártate —bufó, bajándose de su moto y caminando en su dirección, él fue rápido en ponerse delante de su cuerpo para impedirle continuar—. ¡Que te apartes, joder!

Lo empujó con sus manos y aprovechó para correr hasta donde Exon se encontraba, pero el chico tenía razón, lo que se encontró no le gustó en lo más mínimo. En el asfalto había sangre y su cuerpo estaba allí inerte.

—No... No, no, no —se dejó caer de rodillas y llevó su mano a su muñeca para medirle el pulso, llevándose una gran decepción cuando notó que no había pulso—. Exon, no... Tú no.

Se rompió a llorar, abrazando el cuerpo de su amigo y gritando por ayuda, pero ya era demasiado tarde para el, los médicos no pudieron hacer nada y la banda callejera "Lola Índigo" se quedó sin uno de sus integrantes. Mimi fue la más afectada, su relación con él era muy cercana, y su pérdida dejaría un gran vacío en ella. El sentimiento de culpabilidad era de lo peor, si ella accediera a correr esa noche ya él no tendría que haberlo hecho, pues se sintió presionado por sus demás compañeros.

—Lo siento... Lo siento muchísimo —balbuceó entre lágrimas.

—Mimi —la voz de Christopher le hizo alzar la mirada, este le tendió su mano para ayudarla a levantarse, ella la aceptó y trató de limpiar las lágrimas que recorrían sus mejillas con gran facilidad—, no tienes la culpa de su muerte.

—Si, si que la tengo... —sollozó, abrazándolo en busca de consuelo, no le importó dejarle la ropa húmeda por su llanto—. Soy la líder de la banda, soy la responsable... Era su primera vez corriendo, los demás insistieron demasiado y se vio obligado... Fue mi culpa.

Christopher no supo que decir, era muy hablador pero eso no significaba que fuera bueno con las palabras, la abrazó con fuerza como si sus penas se fueran a desvanecer con esa acción y besó su sien un par de veces. Mimi dejó ir todas las lágrimas, cuando su llanto cesó se mentalizó de la situación y se separó de él, dándole una mirada de agradecimiento que él interpretó al instante.

—Tengo que notificarle esto a sus padres...

—¿Quieres que te acompañe? —se ofreció.

—No es necesario, ve a casa y descansa —rechazó, intentando darle una sonrisa.

—Ni siquiera sé por qué te pregunté, venga, te acompaño —insistió.

Mimi no tuvo ganas de volver a negar, si tanto insistía no se dejaría ganar fácil, simplemente se subió a su moto y esperó a Christopher hiciera lo mismo. Él no sabía el camino hasta la casa de los padres de Exon así que tendría que seguirla. Quedaba un tanto lejos, pues vivían en un pequeño piso en medio de la ciudad y a pesar de ser por la noche había bastante tráfico, la gente había aprovechado para salir con los amigos a las discotecas.

Dejaron las motos mal aparcadas en la acera, en ese momento era su menor preocupación. Un chico que salía del edificio le sostuvo la puerta al ver que iban a entrar, Mimi le agradeció, miró el ascensor pero prefirió subir las escaleras porque sabía que al tercer piso llegaría rápido y esperar por el ascensor le llevaría más tiempo. Se situó frente a la puerta y suspiró, indecisa.

—Tranquila —indicó Christopher, tocando el timbre.

Pocos minutos después la madre de Exon abrió la puerta, llevaba una bata de color rosa y una cara de cansancio. Al ver allí a Mimi con los ojos irritados y las lágrimas secas en las mejillas se le encogió el corazón dentro del pecho.

—Exon ha tenido un accidente... —anunció, sintiéndose temblar otra vez.

—Oh, por Dios —se llevó las manos a la cara—. ¿Está bien...? ¿En que hospital...?

La pregunta quedó en el aire cuando Mimi se rompió a llorar, negando con la cabeza. Ella también se puso a llorar, sin poder creerse la noticia que acababa de recibir.

Todo fueron lágrimas y lamentos durante un buen rato, la rubia no quiso despegarse de ella durante toda la noche, prometió hacerse responsable de la muerte de su amigo y eso haría.

—Tú debes de descansar —murmuró el padre—, mañana será el entierro, le daremos su última despedida... Hoy tienes que ir a descansar, tú y el chico ese que no se ha despegado de ti en toda la noche, esta vez supiste escoger bien el novio.

—No es mi novio —farfulló, dándole una mirada a Christopher—, pero eso es lo de menos...

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