Capítulo 6.

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𝄞—Gracias—𝄞

Broken smile.

El transcurso en dirección a su casa pasa con un silencio incómodo, parece que ahora solo quiere dormir y encuentra comodidad en el espaldar del asiento del coche. Cierra los ojos y segundos después la veo quedarse en la misma posición, por lo que deduzco que se quedó dormida.

La oscuridad de las calles es un poco aterradora pero no es algo que no soporte. Cruzo algunas avenidas, postes, tiendas, hasta que nos acercamos a su casa que se alcanza a ver a escasos metros. Estoy a punto de adentrarme a su residencia pero algo pasa enfrente de mi carro haciendo que frene en seco, causando también que la chica que parecía dormir se voltee en una extraña posición y pegue su cabeza con fuerza a mi hombro. Dios, eso le debió haber dolido.

Se sobresalta agarrándose la cabeza, volviendo a estar en el mundo.

—Lo siento, un animal cruzó y no lo quise atropellar—respondo. Ella no contesta, solo se queja.

—Creo que quedaré loca, hoy me he dado muchos golpes en la cabeza—no puedo evitar soltar una risa seca al escuchar el tan gracioso tono de sus palabras. —Pero bueno, ya debo bajarme. Déjame aquí, muchas gracias—abre la puerta por si sola y después de que se baja, agacha su cuerpo para que la pueda ver por la ventana, me sonríe y sacude su mano despidiéndose.

—Cuídate—le digo tratando de sonar formal. Ella no me alcanza a escuchar ya que camina con pasos torpes hacia su casa, me aseguro de que pase por el jardín y después la veo entrar por la puerta. Suspiro retrocediendo el carro, iniciando el transcurso hacia mi casa.

Hasta que nos volvamos a encontrar.

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Alana.

—¡¿Cómo dices que dijiste?!—grita Brenda.

—Sí... Tengo un leve recuerdo por allá en el fondo de mis entrañas de él trayendome en su carro—entrecierro los ojos intentando recordar más pero un insoportable punzón hace presencia en mi cabeza. —No vuelvo a tomar.

—Todos decimos lo mismo—rueda los ojos. —Bien, aquí el caso es que fuiste una privilegiada que pudo montarse en el carro del cantante del momento.

Asiento nerviosa. No sé porqué siento pena, espero no haber hablando más de la cuenta junto a él.

—Oye, un chico me pidió tu número ayer. Yo se lo di pero le cambié el último número—lo recuerdo y suspiro agradecida, no es que me haya desagradado el chico, pero en realidad no quisiera empezar a establecer una conversación con alguien, porque de ahí vienen los encuentros, las llamadas, las invitaciones y la verdad... Que pereza todo ese proceso. —Y no fue el único, muchos más sabían que iba contigo y se me acercaron a preguntarme sobre ti.

Arqueo una ceja.
—¿Tan matadora iba ayer?

Ella hace un sonido de exageración.
—Estabas hecha una completa mamasita, mujer.

Me es inevitable no sonrojarme. Aún no me acostumbro a que me digan cosas lindas. ¿Jacob lo habrá notado? Muerdo mi labio, jugando nerviosa con mis dedos.

—Bueno, pondré mi música de locos así que tú decides si te vas o te quedas y compartes con esta dulce alma en pena que trata de bailar para no llorar.

Ruedo los ojos y mi respuesta es subir las gradas. La dejo ahí, debo organizar mis ideas para la investigación.

(...)

¿Adivinen qué día es y a quién le toca entregar hoy su trabajo de investigación y pros y contras emocionales? Buena respuesta, es jueves y a mí me toca por fin hacer entrega del dificultoso pero a la vez bonito trabajo.

Broken smile. Where stories live. Discover now