Capítulo 8.

13 0 0
                                    


  𝄞—Volveré a brillar—𝄞


Después de contarle todo con pelos y señales a Brenda, esta se queda en un momento de shock, me detalla completamente la cara con sus ojos extremadamente abiertos y poco después empieza a gritar como loca y se para en la mesa elevando sus manos hacia el techo.

Dios mío, que no se vaya a caer. Esta tambalea por lo que se baja sonriendo anchamente.

—Imaginé algo en mi cabeza, como te dije—dice ya un poco más calmada, su respiración es entrecortada por los gritos de loca. —Pero sin duda esto es mucho mejor. Por primera vez en la vida la realidad superó la ficción.

—¿Qué imaginaste?—arrugo mi nariz poniendo las manos en mis caderas. Esta alza las cejas repetitivamente.

—No te diré.

—¿Te imaginaste que hice esas cositas que hacen los adultos? ¡Pues no!—ríe.

—¿Por qué hablas como una niña? Tienes ya dieciocho, Alana. Ya estás más del otro lado que de acá.

Abro la boca indignada pero esta ríe con sonido de cerdo.

—Creo que te falta más mundo por recorrer—asegura. Ruedo los ojos.

—Bueno, te dejo porque debo ir a alistarme—digo nerviosa y ella grita de nuevo.

—¡A ponernos masmis, mi amor!—sube detrás mío hacia la habitación.

¿Y adivinen quién vuelve a estar parada frente al espejo? Yo. Pero esta vez amo cada parte de lo que tengo puesto. Un body blanco con un escote un poco moderado, pues como no tengo, ¿qué podré mostrar? Añoro mis limones y como dice algo por ahí, si la vida te da limones aprende a hacer limonada. Vaya, creo que mis pensamientos están cambiando. Me veo más positiva ante la vida, hoy me levanté con la mejor actitud. Pero bueno, estábamos con mi outfit... Abajo tengo una falda negra un poco corta pegada al cuerpo, cabe resaltar que sobresale mi cola ya que se puede decir que de esta sí tengo al menos un poco. Mis piernas largas las veo más carnudas y abajo en los pies descansan unas zapatillas. Al principio parece una ropa formal pero las zapatillas le dan ese toque deportivo y hace una combinación genial.

—Cada día dudo más de mi sexualidad—el comentario de Brenda me hace reír, como siempre me mira atónita, recorriendome con los ojos, asintiendo, dándome una vuelta, guiñandome el ojo, dándome una nalgada y por último sonriendo.

—¿Qué haría sin ti?—murmuro. Ella me da un beso y se lo recibo, después escuchamos la bocina del auto siendo tocada. Suspiro alargadamente y la abrazo. Salgo de allí a puntitas con un poco de temor. Solo un poco.

Pues voy para mis primeras clases de inglés, sería increíble si no sintiera temor. Solo espero no pasar mucha pena, porque sinceramente estoy nula en ese idioma.

Como siempre salgo y cierro la puerta. Camino con pasos lentos hacia su carro y espero a que su sexy voz me pida subir. Lo hace y sonrío nerviosa, obviamente escondiendola un poco. Saludo, este solo asiente en forma de saludo empezando así su trayectoria.

—¿Qué tal dormiste?—pregunta tratando de poner tema. Pues a ver, después de que me dejaste en la puerta de mi casa y te fuiste no hice nada más que pensarte. Quise contarle todo a mi mejor amiga pero ella estaba dormida, así que empecé a hablar conmigo misma y pensándote me quedé dormida. Suena fantabuloso, ¿no?

—Eh... Super—rasco mi nuca. —¿y tú?

—Lo importante es que hay salud—río tras su respuesta.

Broken smile. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora