Capítulo 18.

14 0 0
                                    


𝄞—Te voy a cuidar—𝄞

—Faltan exactamente dos minutos—dijo doña Vicky, en su cara se le veía lo conmocionada que estaba.

Sonreí. —Se fue este año.

Ella asintió.

—¿Y no podemos empezar a comer ya?—la aburrida voz de Jacob se hizo presente en la mesa. Su mamá le dio una mirada de reproche.

—No seas tan insensible hijo, sabes que tenemos la costumbre de esperar hasta las doce, darnos un abrazo y empezar a comer.

Él bufó.

Le di una mirada de advertencia, él me sonrió inocente sobando su barriga.

—Es que tengo hambre—sonó como niño regañado. Su mamá arqueó una ceja.

—Pues dile a esa inconsciente barriguita que aguante, que ya falta poco—respondió doña Vicky. Precisamente la barriga de Jacob sonó, produciéndome risa.

—¿Ves? Ya mi barriguita respondió que n...

El comentario de Jacob se vio interrumpido por los gritos escandalosos de la señora Vicky.

—¡Feliz año, mis amores!—sacudió sus manos, se levantó y abrazó a Jacob, quién se levantó de mala gana y se vio en la obligación de responder al apretado abrazo de su mamá. Sonreí desde mi asiento.

—Feliz año, mamá—respondió un asfixiado Jacob. Ella se separó y sus sollozos se hicieron presentes mientras intentaba quitar las lágrimas de sus ojos. Jacob la miró arqueando una ceja.

—Oh mi vida, ven aquí—la señora se refirió a mí. Me levanté nerviosa y fue cuando sus brazos me rodearon en el representativo abrazo que me brindaba cada vez que me veía. Se lo devolví. —Que se vengan muchas cosas buenas para ti este nuevo año, hija, te lo mereces.

—Muchas gracias doña Vicky, lo mismo para usted—la apreté, esta se separó sollozando todavía.

Y fue cuando me di cuenta que faltaba el abrazo de Jacob y mío. Miré al suelo incómoda y carraspee.

Jacob se detuvo enfrente mío con las manos dentro de sus bolsillo. Sabía que me estaba mirando pero no era capaz de subir la mirada, mordí mi labio nerviosa y cuando mis piernas flaquearon, sus brazos me atrajeron hacia él.

Sentir el calor que emanaba su cuerpo era algo de locos, pero el sentir su respiración sobre mi nuca y sus brazos rodeando mi cuerpo fue una completa maravilla. No lo pensé más ni un segundo y enrollé mis brazos en su abdomen, dando lentas caricias en su espalda.

—Feliz año, rarita—susurró en mi oído. Me estremecí apoyando una mejilla en su pecho, sintiéndome a gusto bajo sus brazos.

—Feliz año, chico amo vestirme de negro—susurré en un hilo de voz. Sus dedos no se demoraron en dar suaves caricias por mi cabello mientras sentía su corazón latir en mi oído. Cerré mis ojos añorando tanto su calor como su olor.

Él se separó un poco y alzó mi mentón, obligándome a mirarlo. Cuando sus ojos hicieron contacto con los míos, no dudó ni un segundo en juntar sus labios con los míos. Me dio un lento beso y se separó después.

Broken smile. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora