Capítulo 27.

1 0 0
                                    



𝄞—Tormentas—𝄞



Me levanté con mil llamadas perdidas de Lily, y aunque sé que he sido una descarada por faltar tanto tiempo a la disquera, es hora de ir a dar la cara.

Estuve charlando un buen tiempo con doña Vicky y después de una pequeña discusión con Jacob, por una simple cosita de nada, estoy en mi casa sentada en la mesa completamente sola, con ojos gachos y un puchero inconsciente.

Sé que estoy haciendo pucheros porque tengo un espejo frente a mí. Dato innecesario pero útil para mí.

Suspiro con drama y recargo el peso de mi cabeza en los brazos estirados sobre la mesa.

Sin nada más que hacer, me levanto rápidamente de la mesa y me dispongo a caminar, coger mi bolso y salir de la casa.

Recibí una llamada de Brenda pidiéndome disculpas, pues se había quedado charlando con su nuevo "machuque" así lo llamó ella, que en palabras elegantes haría referencia a la persona con la cual se tiene un encuentro sexual, claramente su vocabulario cochino no sabe lo que es la elegancia. Sucia ordinaria.

Camino a paso rápido hasta que llego a la empresa que me abrió las puertas, no puedo vivir más agradecida. Pero hay otras personitas que piensan diferente... ¡Ush!

Sacudo esos pensamientos de mi cabeza y le exigo a la otra sucia ordinaria que tengo en mi cabeza, concentración.

Saludo con una sonrisa a Britsh, la secretaria y subo las gradas casi corriendo. Solo quiero que este día se acabe rápido.

—¡Alanyyyy!—chilla Lila eufóricamente.

¿O era morado?

Sonrío y despeluco su cabello.

—¿Qué tal, Purple?—lo saludo casi con la misma euforia. Casi...

¡Ya deja de tirar indirectas, sucia ordinaria dos!

—Oh, Dios mío—él arruga sus cejas causando que su pierncing resalte.
—¿Sucede algo contigo?—parece preocupado.

—¿Por qué?—me sostengo sobre mi bolso.

—Pues debe pasar algo contigo para que me llames Purple y no morado.

Ruedo los ojos.

—Supongo que hoy no estoy de humor.

—¿Y eso por qué, señorita me río por todo?—inquiere.

Empiezo a caminar, lo noto caminar a mi lado después.

—¿Cuántos apodos tengo?—frunzo las cejas.

—Los que a mi loca cabezita se le ocurra—asiente con una sonrisa. Lo noto de soslayo como corre para quedar a mi lado, pues camino muy rápido. —Bueno, ya, ¿pero puedo preguntar qué sucede?

Bajo la mirada. Fue una pelea tan tonta que hasta odio que me duela.

—Somos mejores amigos, ya tú sabes...

—¿Desde cuándo somos mejores amigos?—intento hacerme la dura, noto que él baja la cabeza apenado e inmediatamente me siento mal. Sonrío y lo atraigo hacia mí.
—Por supuesto que somos mejores amigos, tontito.

—Oye, no se vale. El "tontita" es mío.

Ruedo los ojos y cuando quiero hablar, por la sala resuenan unos tacones bastante conocidos.

Mi mirada se enfoca directamente en su cabello rubio y siento mis mejillas sonrojarse.

—Eh...

—No me digas que ya empezaste a hacer ejercicios de resonador—me quiero reír pero sería irrespetuoso. Ella me sonríe haciéndome saber que no hay nada mal y eso me tranquiliza.
—No te preocupes, Alana. Entiendo que te hayas tomado un día. Solo que para la próxima vez avisas, ¿vale?

Broken smile. Where stories live. Discover now