Capítulo 29.

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𝄞—Marsella—𝄞

Cuando iba a poner el celular en modo avión, la pantalla se iluminó con la hermosa sonrisa de mi mamá con una canción de Selena, Dreaming of you, exactamente.

Deslicé el dedo descolgandolo para ponerlo en mi oreja.

—Hola ma.

—¿Pará qué tienes un celular si no vas a contestar? En fin, llamaba para avisarte que ya envié la carta a la universidad para tu excusa de salida, me llamaron inmediatamente, estuve hablando con un tal James...

—Ah, es el director.

—Ese mismo. Le expliqué todo, él estaba muy contento con que estuvieses teniendo un reconocimiento ya que ponía a su Universidad en alto, ya sabes, la conveniencia, hija. El caso aquí es que quedamos en que a no más termines la gira te tocará presentar trabajos prácticos dejados para niverlarte y no perderte ni un hilo. Así que a ponerte las pilas.

Suspiré.

—Lo haré, ma—por muy difícil que fuese, lo haría. —Gracias por la llamada, me quitaste un peso de encima—Jacob me miró, recostado al lado mío en el espaldar del asiento.

—Está bien, hija. Ahora no te preocupes, te necesito concentrada en tu gira. Estoy segura que lo harás muy bien—mis ojos se cristalizaron, tragué grueso. —No sé mucho de estas cosas, no sé cómo funciona todo realmente. Pero mi instinto maternal me dice que eres capaz de llegar a la gente, de inspirarlos y crear en ellos un refugio con tu música.

Agaché la cabeza, completamente quebrada.

—Conozco como te sientes ahora hija, lo puedo sentir. Tus miedos e inseguridades aún no se han ido, ¿verdad?—mordí mi labio para no llorar, pero creo que fue muy tarde. Ya me encontraba sollozando.
—No puedo decirte que no lo sientas, tampoco obligarte a reprimirlo. Pero recuerda lo que te dicho, si tienes nervios...

—Entonces hazlo con nervios, pero hazlo—sonreí en medio de lágrimas.

La escuché suspirar.

—Así es, corazón—sentí que sonreía.
—A esto me refería cuando te decía que tienes que hacerle frente a tus miedos, no dejarlos ganar. Vencerlos, y si no puedes, entonces alíate con ellos. Pero no dejes que te superen. Alana, eres más que lo que sientes ahora—Jacob me limpió una lágrima con su dedo, en ningún momento quitándome la mirada.
—Encenderé todas las velas habidas y por haber, le rezaré a los ángeles y si es posible me arrodillaré para que te vaya bien. Pero que sepas que tienes mi bendición.

Reí un poco.

—Gracias mamá—susurré.

—Espera, ¡Alberto, ¿cómo se pasa ésto a video llamada?!—gritó mamá a papá. —Dios Santo, la tecnología me atropella—me separé sonriendo, ya que el sonido me indicada que ya no era solo una llamada, mi corazón se estrujó al ver los rostros de papá y mamá pegados al celular comprobando que funcionara.
—¡Ay, mírala, apareció! Cariño, ¿ahí nos ves?—sus dos rostros extremadamente pegados me parecían tan cómicos que solo pude reír. Más cuando Jacob se acercó a la cámara y mi papá inmediatamente lo captó. —Buenas, Joven—saludó papá poniendo su voz ronca para sentirse más imponente.

—Buenos días señores—sonrió y solo pude morderme el labio al apreciar lo bien que se veía en esa pantalla.

Los nervios se habían esfumado, sólo estaba el precioso momento de mi novio saludando a mis papás así sea por medio de una pantalla.

—¡Yo quiero verlo! ¡Yo quiero verlo!—chilló mi hermana. Papá la cargó para que se vieran los tres juntitos y al ver a Jacob, sonrió sacudiendo la mano.
—Hola cuñado—mostró algunos dientes muecos.

Broken smile. Where stories live. Discover now