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La semana había sido tranquila, clases suaves, tareas intercaladas y por fin nos dejaban de asustar con las notas. Por mi parte me sentaba muy bien, podía concentrarme en los ensayos y en fingir mejor que la cercanía con Jeon, no me afectaba. No sabía que me pasaba, antes su cercanía no me molestaba, ni me agradaba, simplemente lo veía como algo normal, pero ahora, con solo sentir su mirada, quería desaparecer de la faz de la tierra.

Supuse que era todo causa al baile, los nervios de hacerlo mal frente a él eran evidentes. Lo sabía, no había mucha ciencia detrás de mis mejillas sonrojadas.

Era lunes por la tarde, más exactamente, las cinco con tres minutos. Llegaba algo cansada por el ensayo, recolecté aire y con sudor en la frente, abrí la puerta de casa. Aquel oxigeno que demoré en acumular se fue al instante que vi la figura de mi madre sentada parada de brazos cruzados. Por unos segundos la sorpresa fue evidente, pero logre cambiar mi expresión a pesar del pánico que nacía desde el interior de mi ser.

Cerré la puerta apenas ingresé y con la mirada de mi madre sobre mí, tuve que realizar con delicadeza y orden, mi cambio de zapatos a pantuflas y dejar colgadas las llaves de la casa. Hice una reverencia hacía ella y sonreí.

—Hola madre, no pensé que llegarías tan temprano.

Ella alzo una ceja y asintió lento.

—Yo no pensé que llegarías tan tarde, hija. ¿Dónde has estado? —se cruzó de brazos y con su mirada exigió una respuesta inmediata.

Levante la cabeza y me coloque más segura.

—Estudiando.

—¿Estudiando? —sonó dudosa.

Asentí varias veces, entonces recordé los apuntes que me había dado Mirey para mejorar en matemática. Con rapidez lo saqué de mi mochila y se lo tendí a mi madre.

—Son apuntes de la presidenta del comité estudiantil, p-pienso...pienso regresar al comité.

Mi madre abrió sus ojos sorprendida, pues aún tenía la herida de que su hija no perteneciera al comité. Algo parecido al arrepentimiento se instaló en mi pecho, pero no podía permitir que madre se enterara.

—Selene, de verdad me alegra escucharte decir esto. Sé que lo lograras, eres la mejor.

Me dio un abrazo, aunque yo parecía un tonto maniquí, tieso y frío. Apenas ella decidió irse para la cocina, otra figura se plantó en mi visión. Sonreí tímida hacía Miranda, quien me sonríe con amabilidad. Entonces con su mano me llama y sin dudarlo voy donde ella. Apenas llego, me toma del codo y me acerca.

—Mamá podrá tragarse esa mentira, pero yo no.

Me soltó y volvió a sonreír con amabilidad, pero sentí como si fuera una imagen de terror.

—¿C-cómo?

—No te da bien hablar por teléfono en susurros, así qué —se encogió de hombros.

Miranda me hizo tomar asiento en la cama y ella solo se quedó parada apoyando la cadera en el escritorio. Empecé a jugar con los dedos de mis manos intentado no morir de nervios. Ahora le diría a mi familia lo que hacía, madre entraría en colapso y la decepcionaría mucho.

—¿Le dirás a madre? —levanto la mirada y le hago ojitos de perro arrepentido.

Muerde su labio inferior y luego de un largo silencio suelta un suspiro mezclado con una risa. La observo más que confundida, hago un puchero mal formado. Con lentitud toma asiento a mi costado, no la miro, tengo miedo.

—No tienes porque asustarte. No diré nada.

Me abrazo con cariño y yo me negué a verla.

—Lo que estoy haciendo está mal.

—Lo que estás haciendo, se llama vivir. No eres un robot.

La miré de reojo y sonreí leve, Miranda acaricio mi cabello con ternura.

—Ganamos en carrera y circuitos, ahora participare en baile...

Nos miramos cómplices, Miranda se veía tan alegre que no pude sentir preocupación por el que dirán.

—Yo quiero conocer a tus amigos, aunque ese tal Jungkook parece el más cercano —levanto las cejas, coqueta.

Bufo sintiendo algo removerse en mi estómago, me levanto de golpe y me desordeno el cabello.

—Mejor ayúdame a ensayar, no quiero quedar en ridículo.

Miranda se acercó y me tomo de la cintura divertida, para luego dar vueltas con torpeza.

—Si te ayudo, perderás.

—Bueno, tendré a quien echarle la culpa. 

Pude sentir más liviana mi alma, podía contar con la ayuda de mi hermana, no había mejor cajita de secretos, que ella.









Al día siguiente, los chicos decidieron pedir prestado el salón de música para ensayar. Mirey tenía buena relación con la mayoría del plantel estudiantil. Fue por lo mismo, que apenas termino mi clase de química, salí disparada hacía el punto de encuentro. Lo más probable es que la primera en llegar, seria Mirey.

Ajuste mejor la casaca del uniforme para no sentir demasiado frío. Con un pie empuje la puerta del salón y me quede hecha piedra apenas vine quien estaba dentro.

—J-Jungkook —Me maldije por tartamudear.

Él se levanto del taburete don te estaba y tomo mi mano para tirar de mí. Mi estomago dio un vuelco completo y me sentí nerviosa.

—Estuve diez minutos solo, casi me duermo. Lo bueno es que ya llegaste —canturreo feliz.

Arrugó su nariz como siempre y soltera mi mano para buscar el su celular entre sus bolsillos. Cuando lo encontró empezó a buscar algo dentro.

—¿Qué haces?

No me miro, solo continuo mirando su móvil. Muerdo mi labio inferior y decido ir en busca de los chicos y Mirey. Doy dos pasos hacía atrás para poder girar e irme. Pero Jeon no lo permite, me toma de la muñeca.

—¿A dónde vas? Tenemos que ensañar con los chicos o sin los chicos. Recuerda que debemos ganar.

—No podre concentrarme sin los chicos.

Dios un apretón a mi muñeca, no gire a verlo, tenia clavada mi mirada en el picaporte de la puerta.

—¿Yo te distraigo? ¿No puedes concentrarte conmigo a solas?

El corazón pareció entrar a una carrera infinita, no sentí trabajar mis pulmones y como un búho, gire mi cuerpo hacía él. Aun sin soltar mi muñeca, di un paso hacía mí.

—N-Nunca dije eso, no seas tonto, jamás serias una distracción.

Ante mi respuesta, solo opto por sonreír con un brillo en sus ojos negros. Alzo su celular y apretó algo, la música empezó a sonar. Ladeó la cabeza para luego dejar su móvil en un taburete cercano. Luego tomo mis dos manos y tiro de ellas para terminar a tan solo un paso de distancia. Tal como indicaba la coreografía, llevo mi mano a su hombro y la otra la junto a la suya, para entrelazar con lentitud. Mientras Jungkook hacía eso, yo solo pude mirar su perfil cuando miraba si las manos estaban bien entrelazadas.

Y luego de un largo minuto, volteo a mirarme.

—No importa si soy tu distracción...Al final el jardinero termina admirando por horas a la flor...

...
Tu me das un propósito...

FLOR DE PRIMAVERA || JJK (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora