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El concurso de pintura llegó tan rapido que, sin poder evitarlo, terminé pitando un retrato de la persona que ahora invadía mi mente y corazón. El terror que tuve durante esa semana que alguien la viera en mi casa mientras la hacía o aun peor, me sentí criminal en fuga, al tener que traerla a la escuela para entregarla a los maestros y fuera evaluada.

Creí que todo saldría a mi favor, pero no fue así. El día del anuncio de los ganadores, Jungkook quedó tercer puesto, mostraron su pintura delante de toda la escuela en el teatro.

Me alarme.

Él había pintado una flor rosada tan preciosa que no entendía porque él no había ganado el primer puesto. Cuando anunciaron al segundo puesto, también mostraron su cuadro. Una playa con toques abstractos.

Llego mencionar el nombre del ganador del primer puesto y juro que el corazón dejo de funcionar cuando mi nombre y apellido salieron de los labios del Director. Me levanté apenas trayeron un cuadro tapado y lo levantaron  en alto para mostrar.

No pude hacer nada cuando la tela blanca cayó al suelo y todos vieron lo que había dibujado. Se escucharon algunas risas, murmuros de sorpresa y miradas interrogantes. Pero no esperé que alguien cuatro filas adelante, se levantará de repente, como si tambien lo hubiera tomado por sorpresa. Mis ojos se clavaron en su nuca. Él seguia mirando el cuadro donde su retrato estaba plasmado.

—No... —Susurré. 

Jungkook giro hacía atrás y se topo conmigo. Su rostro no mostraba expresión alguna, contuve el aliento y sin mirar atrás, salí corriendo del lugar. Por un momento creí que él me seguiría, pero no sucedió aquello y sentada en un cubículo del baño, me solté a llorar al darme cuenta que por culpa de mi corazón, iba a destruir la amistad que tenía con Jungkook.

 






Luego de aquel día, pasaron dos semanas más y no lo vi más que a la lejanía. Yo lo evitaba y él se hacía el loco. Los exámenes y obligaciones en casa me separaron del teléfono por mucho tiempo y agradecía poder sofocar mi ser de tareas que de sentimientos por unos días. Pero como nada podía ir bien en todos lados, cuando llegó un domingo por la tarde, las cosas se volvieron tensas.

—Cuando acaben los exámenes, quiero ser la primera en ver tu libreta.

—Entendido —hablo, tomando asiento en la mesa para la hora del almuerzo.

Miranda se sentó unas sillas más alejada, ese era su lugar. Me regaló una mirada alarmada, preferí mirar mi plato. Padre no estaba, debía trabajar todo el santo día. Dhalia ingreso con su típico traje de trabajo y con disimulo, se acercó a mí para acariciar mi cabeza como un cachorro. Luego tomó asiento en su lugar de siempre.

—Igual madre, te aviso que no creo poder sacar máximas notas.

Apenas dije aquello, ella giro dejando de servir la comida y me miro incrédula.

—¿Qué acabas de decir? —Sin soltar el cucharón se acercó y apoyo su cadera en la mesa.

Dhalia y Miranda se miraron sin poder creer que había soltado aquello sin tartamudear.

—Mamá, no soy un robot, si deseas máximas notas sin que me termine suicidando por la presion, estas pidiendo mucho —suelto sin poder contenerme.

Había estado reteniendo mucho por tanto tiempo. Me levantó de la mesa, hago una leve reverencia para poder retirarme.

—¿A donde crees que vas? —habló con autoridad.

Pase por su lado ignorando su mirada, pero ella me tomo del hombro y me hizo girar de golpe.

—Voy a mi cuarto a terminar mis tareas, me voy para intentar ser una buena hija para ti.

—¡No eres una buena hija al tratarme así!

Apreté la mandíbula mirando a otro lado.

—¡Ya no voy a soportar tus desobediencia! —grito alzando el cucharón.

—¡Basta! —exploto tomando su muñeca y con la otra  retirando el objeto.

Miranda se levantó y la detuve con la mirada.

—Eres una malcriada.

—¡No! Toda mi vida puse de prioridad lo que tu querías, ¿Cuando hice lo que yo deseaba? ¡Dime! —retrocedo—. Siempre me cargas con tus sueños frustrados, creyendo que yo los voy a cumplir. ¡No mamá! Soy Selene, no tú, dejame vivir, deja de creer que soy perfecta, ¡Me estoy destruyendo al intentar ser algo que no puedo!

Las lágrimas salieron sin poder detenerlas, levante la mano tapando mi boca, pues no quería llorar.

—¡Deja de hacerte la víctima! Solo quiero lo mejor para ti. Tú no eras así, deben ser las malas juntas, mañana iré a la escuela, esto no se quedará así, Selene.

—De acuerdo, mejor serviré el almuerzo yo, Selene, ve a descansar —dijo Dhalia.

Mi madre giro a verla.

—¿Por qué? Que sirva ella por insolente.

—¡Dije que Selene se ira a descansar! ¿Tambien intentaras golpearme con el cucharón?

Madre se quedó callada y sin querer escuchar más, subí a mi habitación y sin darme tiempo de llorar, decidí terminar mis tareas.








Al día siguiente, mi madre fue a la escuela. Mientras caminaba por los pasillos, mi madre miraba con superioridad a todo los alumnos. Yo bajaba la cabeza sin querer ver lo que pasaría cuando mi tutor le diga de mis intentos por subir mis notas con concursos. A lo lejos vi a Jungkook y pude ver su sorpresa al ver a mi madre. Lo ignore con miedo que ella se diera cuenta.

—¿Aquí es su oficina? —pregunto ella, señalando la puerta.

—Sí.

Se acomodo el bolso y tocó la puerta con delicadeza, pero firme a la vez. Mire hacía un costado y vino alarmada a Jeon, quien ahora estaba con Taehyung a su costado, mirando a mi madre.

—Buenos días profesor —saludo mi madre amable.

Empezaron a presentarse y apenas menciono que era mi madre y el profesor me miro, supe que estaba a punto de joder todo.

—¡Oh! Selene, su hija es muy educada, recientemente me sorprendió su talento para otras a-

—¡Ahhh! —un grito nos hizo saltar a todos.

Un alboroto empezó a formarse en el pasillo y cuando visualice a Jungkook tirado en el suelo con un Taehyung encima suyo, me olvide de todo.

Mi madre se asusto y luego mostró desagrado. El profesor se disculpo por no poder atenderla y se alejo para detener el alboroto.

—Me iré, pero no se quedará así, lo juro, Selene.

La mire irse y apenas giro en un pasillo, corrí para ver a los chicos que aun se mantenían en el pasillo escuchando los gritos del profesor.

—¿Por qué se pelearon?

—N-no quería darme mi comida —murmuro tímido Tae.

Supe que algo andaba mal. Con una rapidez chaqueo la lengua y decido hablar.

—Yo los llevaré a la dirección. Usted debe preparar su clase.

—Gracias a Dios tenemos alumnos como usted, señorita Selene.

Se retiró dejándome con ellos dos. Me cruzó de brazos esperando su explicación.

—Lo hizo para que tu madre se fuera —solto de golpé, Taehyung.

Mire a Jungkook y este solo se rasco la nuca sin mirarme directamente. Quise decirle algo, pero apenas di un paso, el retrocedió otro.

—S-sí, lo bueno es que ya sé fue. Creo que debemos ir a clase, nos vemos Selene.

—Adios...

...
El jardinero tenía miedo de lo qué la flor sentía por él.

FLOR DE PRIMAVERA || JJK (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora