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Últimamente me sentía algo cansada, como si una soga hubiera sido colocada alrededor de mi cuello. No quería comer, ni podía dormir con normalidad, solo buscaba centrarme en mis estudios como si así podría ocupar mi cerebro de tareas y dejar de sentir. Cada mañana era un reto levantarme, sonreír y salir de casa para encerrarme en un aula. El resto de los chicos, también estaban bastante ocupados, pues los exámenes se venían encima de nosotros sin piedad.

Una rutina que empezaba a ser tediosa, pero que irónicamente, había tenido toda mi vida antes de conocer a Jungkook. No sabía que me molestaba, que los exámenes me sofocaban, mis padres o que él me evitara. Tampoco quería parecer alguien molesta o insistente, pero cada vez que lo buscaba, siempre estaba tan ocupado, ni para mirarme. Por unas semanas, lo deje pasar, convenciéndome que todo estaba en mi cabeza. Y así logre sobrevivir la semana, y el resto del mes.

Vi a Miranda tomar asiento en su cama y mirarme fijamente, me hice la loca y decidí concentrarme en mi libro, pero su mirada no ayudaba. La miré de reojo y tosí un poco incomoda.

—¿Sucede algo? —pregunte bajo.

—Lo mismo pregunto.

Deje de intentar leer el libro y me enderece para ver mejor a mi hermana. Ella se arrastró hasta quedar en el margen de la cama y cerca de mi escritorio.

—No sé de qué hablas.

—Selene, no soy tonta —advirtió—dime o juro que te voy a secuestrar.

—¿En nuestra casa? Gracias, de todos modos, no quería ir a la escuela —solté descansando mi espalda en el respaldar de la silla.

Me regalo una mirada mordaz, sonreí tímida y aclaré mi garganta para tornar el ambiente más serio.

—Ahora cuéntame que te tiene tan perdida y cansada.

Bajé la cabeza y mordí mi labio.

—Estoy cansada de todo... —Un enorme nudo se formó en mi garganta— Y ni siquiera sé porque, al final, mi rutina sigue siendo la misma.

—Ya no —susurro acariciando mi cabello—. Desde que ellos aparecieron, desde que Jungkook apareció, nada es igual ni rutinario.

Levante la cabeza de golpe y trate de negar, pero el rostro de Miranda me indico que ya no podía seguir negando lo evidente.

—T-tengo miedo, todas estas emociones son nuevas para mí.

—Selene, enamorarse es lo más bonito del mundo, ya quisiera yo poder hacerlo. Mamá jamás nos dejó ser libres y Dhalia y yo fuimos cobardes en buscar el amor. Pero tú, estas creciendo como una flor de primavera, sin el frio invierno que nuestros padres nos impusieron.

Aquello se quedó grabado en mi corazón, como flor en primavera...

Sonreí suave abrazando fuertemente a mi hermana.












Apenas llegue a la escuela, busque con rapidez a Mirey, era la única amiga mujer que conocía y con quien había logrado crear una bonita amistad. Primero fui a los baños, biblioteca y a su oficina, pero la terminé encontrando en las gradas traseras de la escuela. Comía su almuerzo mirándose en un espejo de bolso, apenas me vio, lo guardo con rapidez y me saludo con una sonrisa. Me senté a su costado, empujando un poco su cuerpo para que no me dejara caer.

—¿Qué comes? —pregunte acercando el rostro a su lonchera gris.

Mirey gruño y solté una risa intentando quitarle algún pedazo de pan.

—Bueno, ¿Para qué me buscas? Estas sudada y agitada.

Me acomodo el cabello y sonrió con nervios.

—Ayer hable con mi hermana...

—¿Miranda? —pregunto, a ella le había comentado sobre ella varias veces.

Muevo la cabeza en aprobación.

—Resulta que...—mire a todos los lados con miedo que alguien llegara.

—¿Qué?

—Jungkook, me gusta Jungkook.

Por varios segundos todo quedo en silencio, de pronto, ella soltó una risa que me dejo confundida.

—Ya era hora, lo sabía, soy la presidenta, ¿Lo olvidaste?

La observe incrédula, para luego soltarme a reír en una mezcla de nervios y alivio. En el momento exacto en donde Mirey inclino su cabeza para reír con más fuerza, mi felicidad se fue a la borda al notar un moretón en su cuello. Con una rapidez que no creí tener, sujete su cabeza hacia atrás y acerque mi rostro para ver mejor.

—¿Qué sucedió aquí? —cuestiono mirando la mancha roja con toques morados y verdes. Era del tamaño de una pelota de béisbol.

Mirey se alejó con algo de brusquedad y se tapó con su casaca. Pude ver el miedo en su mirada y luego como pasaba saliva. Quiso pararse e irse, pero la detuve, era mi amiga y me preocupaba.

—Mi padre me golpeo, pero fue un accidente, lo juro.

Algo se revolvió en mi estómago, trate de calmar mi reparación y tuve que apretar mi falda para no soltarme a llorar, Mirey y yo teníamos mucho en común, pero rezaba que la parte donde mis padres me metían la mano no se compartiera con ella.

—¿Un accidente?

—Sí, estaba arreglando la puerta de mi habitación y me acerque, me dio con el martillo, n-no fue intencional.

Asentí mirando su mano cubrir su moretón, con una profunda respiración, decidí creerle.

—Espero no vuelva a suceder.

—¡C-claro! Es más, para cambiar de tema, ¿Qué harás para el concurso de pintura?

Me quedo quieta y por un momento proceso lo que me dijo, es ahí que me levanto de golpe y entro en pánico.

—¡No sé!

—Yo si —dice tranquila.

La miro sin poder creer lo rápida que es para pensar.

—¿Qué? —tomo asiento de nuevo y abrazo mis rodillas.

Mirey me mira y cruza sus piernas, luego se aclara la garganta.

—Hace dos años conocí a una joven de 25 años que hacia pinturas muy hermosas —Sus ojos brillaron con un toque de nostalgia—, ella se enamoró de un joven violinista y siempre lo retrataba en pinturas.

Abrí mis labios de la sorpresa, luego entendí lo que me decía con eso.

—No pienso retratar a Jungkook en una pintura.

—Claro que lo harás, porque lo quieres hacer...

Mirey me conocía muy bien...

...

Si la rosa no pudo estar con su violinista, la flor lucharía por estar con su jardinero...

FLOR DE PRIMAVERA || JJK (COMPLETA)Where stories live. Discover now