CAPÍTULO 5: VERTE DE LEJOS

8 2 0
                                    


Los familiares de Danna comienzan a preparar todo lo necesario para festejar la noche buena mientras que la chica se mantiene adicta a sus redes sociales, con el internet que su padre paga pensando que ella lo usara solo para tareas, trata de buscar el perfil en Facebook del chico que conquistó su corazón a primera vista. De pronto su mente se ilumina al recordar su nombre, procede a buscarlo en la lista de amigos de Sandra. Se da cuenta que tiene dos amigos con el mismo nombre, pero uno está escrito sin H, eso pareciera una falta de ortografía, escoge el que lleva dicha letra para lo agregarlo a sus amigos, su ansiedad aumenta mientras espera a que el muchacho acepte la solicitud.

Han pasado las vacaciones decembrinas, los chicos vuelven a sus actividades regulares, la adolescente decepcionada por que Yahir sigue sin aceptar su solicitud, se da por vencida, trata de hacerse a la idea de jamás volverlo a ver, cree que él no sintió lo mismo que ella la noche que se conocieron.

─Gabriela, te juro que creí que era el indicado, pero sigue sin aceptarme, tal vez no le gusté─ dice la chica mientras recarga su cabeza sobre su mano suspirando con pesar.

─No digas eso amiga, de seguro no ha visto la solicitud por eso no te ha aceptado

─Gabriela ya se va a cumplir un mes desde que nos vimos, estoy olvidando su cara─ su cara se tuerce a modo de puchero, mientras Ian se acerca sonriente con Gabriela.

─Hola Gaby, ¿me puedo sentar junto a ti? Es que atrás no podré ver las letras del pizarrón─ dice Ian tocando su cabello de una manera que él cree es seductora.

─Si, está bien no hay problema.

─Gracias Gaby─ responde con un gesto de emoción, mientras va a cambiar su mochila de mesa banco, Danna le da un codazo juguetón a Gabriela y ambas ríen.

─ ¿Cómo vas con Ian? ─ pregunta Danna emocionada

─Pues ya me dice Gaby, eso ya es ganancia amiga─ ambas ven de lejos a Ian, aunque él no se da cuenta mientras está muy ocupado usando la cámara de su teléfono como espejo para acomodar su pelo.

Llega el receso, como es costumbre todos los adolescentes hambrientos se dirigen rápidamente a la cooperativa, incluyendo a Danna quien pide su sándwich de jamón, aunque siempre le quita el tomate, convirtiéndolo así en su favorito. Después se dirige a las bancas que se encuentran detrás de su salón, aprovecha la vista para contemplar a unos chicos en la cancha que terminan su entrenamiento de basquetbol.

Cuando la chica hambrienta dio el primer mordisco a su sándwich, como de milagro reconoce al chico que tantas noches le había quitado el sueño. Empieza a ahogarse con un pedazo de tomate que no debería estar ahí, esto hace que empiece a toser como loca. Yahir ve a lo lejos a una chica tosiendo, pero no la reconoce, no sabe que la chica que lucha contra un pedazo de tomate es la misma con la que bailo aquella vez.

Un grito devuelve a Yahir a su entrenamiento, mientras un conserje trata de ayudar a Danna dándole golpes en la espalda, hasta que el tomate vuela torpemente desde la boca de Danna hasta chocar con el piso causando una mueca de asco en la multitud que veía la escena.

─Ve al bebedero, necesitas tomar algo de agua niña, debes aprender a masticar, parecía que ibas a morir aquí─ Danna asiente mientras aún sigue roja por el esfuerzo y el miedo, se dirige al bebedero más cercano, mientras bebe un poco de agua siente unos pasos detrás de ella, voltea lentamente mientras se limpia las mejillas.

─Hola, ¡Sorpresa! ─ dice Yahir levantando las manos <<Hasta que me reconociste>> piensa la chica un poco molesta

─Ho-hola Yahir─ dice la asombrada chica mientras vuelve a ver esos ojos, no recordaba lo mucho que le gustaban, no lo podía creer, pero se ven aún mejor de día.

─ ¿Cómo estás? Ya no supe nada de ti desde la posada, creí que te habías olvidado de mi

─Aquí estoy, tratando de sobrevivir después de que un tonto tomate tratara de matarme

─ ¿Eras tú? No te reconocí

─Sí que vergüenza, pero ya estoy mucho mejor─ manda un par de miradas coquetas pero indirectas, aunque pareciera que él no entiende lo que pasa.

─Bien, me alegro que estés a salvo, tengo que irme el entrenador no nos deja platicar mucho con los de la tarde

─Es que ustedes los de la mañana son fresas y no quieren que se vuelvan chidos como nosotros─ Dice Danna tratando de sonar como uno de los chicos "Cool", Yahir sonríe por lo que acaba de escuchar en una mezcla de ternura y gracia, suena el timbre para que los chicos vuelvan a clase.

─Bien, luego te veo

─Vale─ dice la chica mojándose el rostro mientras Yahir se pierde en el pasillo mientras ella maldice al que preparó el sándwich que pudo ser su asesino.

Desde ese momento cada lunes Danna se sentaría sola en el mismo lugar, a la misma hora para contemplar a lo lejos a Yahir, pues es lo más cerca que se atrevía a estar. En cuanto terminaba el entrenamiento se dirigía al bebedero para simular topárselo por accidente, conversar dos segundos y marcharse en cuanto sonara la campana. La simple idea de tener iniciativa, decirle lo que sentía, de ir un paso más allá era aterradora aún más cuando se trataba de un chico que era tan indiferente a las atenciones de la pequeña chica con ilusiones rotas sobre su amor platónico. <<Prefiero verte de lejos a no verte nunca Yahir>> pensó la chica mientras una vez más, él desparecía por el pasillo.  

CRECER AGRIDULCE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora