CAPÍTULO 25: EL HEROE

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Danna se encuentra guardando su mandil, boina y sus utensilios de limpieza que necesita para desempeñar sus actividades en el centro comercial. Plancha su camisa blanca favorita pues le encanta verse impecable al momento de portar su uniforme, bolea sus zapatos negros y se coloca el pantalón que se cierra por detrás, es de sus consentidos pues le agrada como resalta su figura un poco más desarrollada para su edad. La madre la observa desde la cocina como la chica se admira en su espejo mientras se pone algo de brillo en sus labios.

─Estas creciendo muy rápido─ dice la madre sin dejar de ver con orgullo a su hija.

─Sí, estoy más alta

─Hasta aportas para los gastos de la casa, muchos a tu edad solo se la pasan viendo la tele, pero tú ya estas produciendo desde pequeña, me alegro mucho por ti hija─ se acerca a la chica para darle un fuerte abrazo.

─Siempre me ha gustado trabajar desde niña me iba con mi papá a limpiar piscinas y colocando el cloro en los canastos ¿recuerdas?

─Si, tampoco se me olvida que llegabas tarde a la primaria solo por irte a trabajar con tu papá─ ambas ríen por el recuerdo.

La lluvia había dejado el suelo bastante mojado, los baches de las calles se encuentran llenos de agua, así como las banquetas. Danna tenía que andar con cuidado porque al mínimo resbalo se ensuciaría el uniforme que tanto le costó dejar impecable. El cielo amenazaba con despuntar de nuevo una tormenta así que la chica incremento su paso para llegar más rápido a la parada de autobuses, pero su pie se deslizo por el pasillo que iba de bajada hasta la calle inundada cuando de pronto unas manos la recorren por su cintura e impide un desafortunado incidente.

Al voltear para ver quien la había salvado, se percata que es Gilberto quien había soltado su mochila para tomarla lo más rápido posible.

─ ¡Gil eres mi héroe! ¡Me salvaste!

─No fue nada, iba saliendo de la frutería cuando te vi y pude detener tu caída, espero no haberte incomodado

─Para nada, no sabes lo que me costó vestirme, así como para terminar llena de lodo

─ ¿Para dónde vas así?

─Voy al centro es que trabajo de paquetera

─Si quieres te llevo cargando hasta la parada para que no manches tus zapatos

─No lo sé Gil, estoy bastante pesada─ dice la muchacha un poco sonrojada pues a simple vista se veía más gruesa que Gilberto en complexión.

─No importa he cargado más peso en el gimnasio cuando entreno

─Bien, hay que intentarlo─ el chico de un movimiento la toma por las piernas para cargarla como si fuera una beba mientras camina rumbo a la parada sin importarle que se moje los zapatos en el rio de agua sucia que había en las calles de la colonia. Danna estaba sorprendida de lo fuerte que era su amigo ya que no lo recordaba de esa así un año atrás. Nunca la habían levantado en brazos de esa manera, pero se sentía nada mal, Gil fingía que la tiraría al suelo mientras ella se estremecía del susto, hasta que llegaron a su destino.

─ ¡Mil gracias Gil! ¡Eres mi héroeeeeee! ─ le dice al chico mientras lo abraza fuertemente en agradecimiento.

─Si, ya me lo dijiste, pero no hay problema, para eso estoy

─No, no estas para eso y lo sabes, lo haces porque me quieres mucho y siempre me salvas cuando te necesito, gracias por ser mi amigo en verdad. ─ le da un beso en la mejilla para enfadarlo, pero esta vez el chico no se retira, la muchacha lo mira sorprendida y se ruboriza. Llega el autobús para detenerse en la parada.

CRECER AGRIDULCE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora