🥚🐔CAPÍTULO 14🐔🥚

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A la mañana siguiente, cuando bajaba las escaleras para dirigirse a la planta baja, Wangji se encontró con Luo, una de las criadas, que estaba frente a la habitación de los niños con un montón de ropa recién planchada en los brazos. Al verla, inclinó la cabeza y sonrió.

—Presumo que el señor está holgazaneando de nuevo esta mañana.

Luo negó con la cabeza.

—No, señor, ya se ha levantado, pero aún no está preparado para que le arreglen la cama.

Puesto que la puerta estaba entreabierta, Wangji no creyó que Wei Ying se estuviese vistiendo. Curioso, asomó la cabeza por la puerta y vio a Huang  en el centro de la habitación. Al ver a Wangji en la entrada, lo saludó con la cabeza.

—Está buscando algo entre las sábanas de nuevo. —Se encogió de hombros para mostrar su desconcierto— Hace lo mismo todas las mañanas sin falta. Se está convirtiendo en un ritual.

Wangji entró a la habitación.

—¿Le has preguntado qué está buscando?

—¿Que si se lo he preguntado? —Huang  negó con la cabeza— No, no lo he hecho. Nunca se me ocurrió pensar que podría responder.

Contento de tener una excusa, cualquiera que fuese, para quedarse, Wangji dirigió su mirada hacia  Wei Ying , que estaba registrando con todo cuidado la arrugada ropa de cama. Como ya lo había notado antes, su camisón, si bien de corte recatado, era de tela muy delgada, y estaba tan gastado que se había vuelto casi transparente. Tomó nota con el pensamiento de que era preciso añadir ropa de dormir a la lista de cosas que quería mandarle hacer. No es que tuviese nada en contra de los camisones de tela muy fina. Todo lo contrario. Pero...

Estaba sonriendo con satisfacción masculina cuando se acercó a  Wei Ying . El ojigris  se sobresaltó al verlo y dejó de dar palmaditas en las mantas.

Wangji señaló la cama.

—¿Qué estás buscando,  Wei Ying ? A lo mejor Huang  y yo podemos ayudarte.

Wei Ying frunció el ceño, a todas luces inquieto, no sólo por la pregunta, sino también por el hecho de que él estuviera esperando una respuesta. Wangji dejó escapar un suspiro. La paciencia nunca había sido una de sus virtudes, pero desde que se casó con Wei Ying estaba empezando a entender que éste era un atributo que tenía que adquirir. Sinceramente, Wangji no podía esperar que cambiara de la noche a la mañana.

 Sinceramente, Wangji no podía esperar que cambiara de la noche a la mañana

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— Wei Ying , responde la pregunta lo mejor que puedas. Nadie te va a castigar, te lo prometo.

no pareció muy convencido de que eso fuese cierto. A Wangji no le gustaba presionarle, pero sabía que era esto o permitir que el siguiera igual.

—¿Qué estás buscando? —Ahora empezó a adoptar una expresión severa que esperaba que lo animara a responder, sin matarlo del susto.

Wei Ying tiró nerviosamente del canesú de su camisón, gesto que hizo que él dejara de mirarle la cara y centrara toda la atención en su pecho. Ante la visión que apareció frente a sus ojos, apretó los dientes y enseguida volvió a dirigir la mirada hacia su rostro. De modo sorprendente, el menor  no pareció darse cuenta de que su centro de atención se había desviado por un instante.

Lo que dice tú corazónWhere stories live. Discover now