—Te amo.
El menor se quedó mirándolo durante un momento. Sus ojos grises se llenaron de lágrimas que lanzaban destellos como si fuesen diamantes. Luego, para gran consternación del ambarino, las lágrimas pasaron a sus pestañas y empezaron a correr por las mejillas en forma de gotas. Mientras le observaba, le pareció que toda su cara se echaba a temblar: primero la boca, luego la barbilla y por último los pequeños músculos situados debajo de sus ojos. Wangji se apartó del audífono.
—No llores, cariño. Pensé que esto te haría feliz.
La trompetilla voló por los aires cuando Wei Ying se lanzó a sus brazos. Conmocionado por su reacción, Wangji le apretó la espalda con una mano y con la otra le acarició el pelo. Sintió su cuerpo sacudirse a causa de los sollozos. Luego, como si se le estuviese partiendo el corazón, El apartó sus brazos con dificultad y salió corriendo del estudio.
Preocupado, Wangji lo siguió a su habitación, sólo para descubrir que Wei Ying había vuelto a cerrar la puerta poniendo una silla bajo el pomo, a manera de calce. Y, en aquella ocasión, hiciese lo que hiciese para intentar convencerlo, no la abriría.
Wei Ying se sentó en el centro de la cama, meciéndose hacia adelante y hacia atrás con las manos sobre el rostro. Conteniendo inútilmente la respiración para sofocar los sollozos, lloraba desconsoladamente. El le amaba. Ya se lo había dicho hacía dos noches. Pero hasta hacía apenas unos instantes, cuando lo miró a los ojos mientras decía estas palabras, no había pensado en las consecuencias que tendría un sentimiento semejante: no para el mismo , sino para Wangji.
El lo amaba. Al ver la expresión de su rostro al decir estas palabras... ¡Ay, Dios! Wei Ying se atragantó con su propia saliva al recordar la sensación de impotencia que lo invadió cuando no pudo responderle.
Una persona a medias, eso era . Un sordo. Nada de lo que hiciera, nada de lo que le diera podría cambiar eso. Nada. Las personas normales lo habían rechazado toda la vida. Era un marginado de la sociedad allí donde fuese. Una persona que no podía hacer amigos ni ir a la iglesia, y a quien también le prohibían acercarse al pueblo. Aunque en realidad no quería hacer ninguna de estas cosas, pues hacerlas sólo le traía dolor.
¿Sería éste el regalo que le daría a Wangji ? ¿Nada más que dolor? ¿Era lo que quería aportarle a su vida? Los ojos de Wei Ying volvieron a llenarse de lágrimas, prendiendo fuego al fondo de su garganta. Wangji era un hombre maravilloso. No sólo era apuesto, sino también dulce y amable. Podría tener a cualquier persona que quisiera. Wei Ying estaba seguro de que a todas las damas y donceles bonitos del pueblo les encantaría estar en su lugar, ser el único destinatario de toda su atención. ¿Por qué tendría que conformarse con un hombre sordo?
No sólo con un hombre sordo, sino que además no podía decirle siquiera que lo amaba.
Wei Ying sabía lo que pasaría si permitía que aquella situación continuará. En poco tiempo la gente empezaría a rechazar a Wangji , no porque hubiera hecho algo, sino porque se había relacionado con el . Antes de que se diera cuenta, se quedaría sin amigos. Nadie lo invitaría a su casa. Y nadie querría ir a visitarlo mientras viviera allí.
Wei Ying nunca había conocido a nadie como Wangji . Desde que llegó a la mansión Lan, él le había cambiado la vida. Nunca había querido a nadie como a él. No podría soportar ver que empezaban a pasarle cosas malas por su culpa.Wangji su Lan Zhan tenía que enamorarse de otra persona. De alguien que pudiera hacerlo feliz, y no al revés.
Tras tomar esta decisión, Wei Ying lloró hasta quedar completamente agotado y sin más lágrimas que derramar. Luego, reflexionó acerca de cuál sería la mejor manera de comunicarle a Lan Zhan sus sentimientos.
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Lo que dice tú corazón
RomanceWei Ying vive en un mundo solitario en el que nadie puede adentrarse ni comprender. Lan Wangji se horroriza al saber que su hermano menor ha violado al indefenso chico. Atormentado por la culpa, Lan Wangji acepta casarse con el y criar al bebé que e...