Capitulo 22

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Wei Ying no esperaba una confesión semejante. Se quedó mirándolo con incredulidad, anonadado, convencido de que seguramente había leído mal sus palabras. La expresión de aflicción de su rostro le manifestó todo lo contrario.

- Lan Zhan ...

Wangji apretó su mano con más fuerza aún.

—En ese entonces, estudiaba en Yunping y había vuelto a casa durante el verano para trabajar con mi padre en la cantera. - Los recuerdos hacían que su mirada pareciese cada vez más ausente— Me sentí muy seguro de mí mismo aquel verano. Regresar a casa de la secundaria, trabajar junto a hombres adultos, el hecho de que mi padre pidiera mi opinión acerca de asuntos de negocios. —Sonrió ligeramente— Era la primera vez que él me trataba como un adulto. Yo tomaba parte en todo. Estaba en un equipo de trabajo. Ayudaba a hacer pedidos. Quería demostrar mi valía. ¿Entiendes? Veía todo aquello como una especie de prueba que aprobaría o suspendería, y los puntos que conseguía eran una medida de mi madurez.

Wei Ying no entendía plenamente, pero captó lo esencial de lo que él estaba diciendo y asintió con la cabeza.

—Hacia finales de junio —prosiguió Wangji — todos estaban muy entusiasmados porque se acercaban los festejos que iban a tener lugar en el pueblo. En la cantera teníamos acceso a explosivos de todo tipo, y algunos hombres empezaron a experimentar con la intención de fabricar sus propios petardos. —Al ver una expresión de desconcierto en el rostro de Wei Ying, le detallado rápidamente qué eran los petardos— Bueno, una cosa llevó a la otra y, como los hombres somos como somos, empezaron las bromas en la cantera. Un día, cuando yo estaba en el retrete, mi padre encendió un petardo casero y lo tiró a través de la puerta. Explotó justo a mis pies y el susto hizo que me ...

Su cara adquirió un color rojo apagado y se rio con pena. Imaginándose lo que debió de haber pasado, Wei Ying no pudo menos que sonreír.

—Digamos simplemente que el susto me puso de mal genio él mismo— Después de esto, no podía pensar en nada más que en gastarle una broma a mi padre para vengarme de él; de ser posible, quería gastarle una mayor.

La sonrisa se le borró de la cara de repente y la tristeza volvió a adueñarse de sus ojos

—Uno de los hombres que trabajaba para mi padre se volvió muy ingenioso con el polvo negro y creó un diminuto explosivo que metió en medio de un montón de papeles. Hizo uno que metió en el extremo del cigarro de uno de sus compañeros de trabajo. Más tarde, cuando el hombre encendió el puro, no alcanzó a dar más que unas pocas caladas antes de que le estallara en la cara. Esto me pareció increíblemente divertido, y como mi padre solía fumar cigarros, decidí meter uno de estos explosivos en uno de ellos. Era una broma inocente. No pensaba hacer daño. Todo lo que quería era darle un buen susto.

Wei Ying sintió que se le paraba el corazón al ver la expresión de angustia que se adueñó de su rostro.

—Metí el explosivo en uno de los cigarros que guardaba en su estudio. Supuse que una tarde, mientras estaba llevando la contabilidad, encendería un cigarro y éste explotaría de inmediato.

Le miró a los ojos, sin moverse ni hablar.

—Pero no fue así como sucedieron las cosas. Él recibió un nuevo pedido de cigarros. Yo no sabía que él los reorganizaba cada vez que recibía un encargo, poniendo los cigarros nuevos debajo de los viejos, creí que el que tenía el explosivo debía encontrarse en el fondo de la caja. Pasaron unos cuantos días y olvidé todo lo relacionado con la broma. Una tarde, un amigo de la familia invitó a mi padre y a la madre de Xichen ir a su casa. Mi padre pidió que le trajeran el carruaje. Ellos se montaron en el vehículo. Xichen y yo salimos al porche para decirles adiós

Lo que dice tú corazónWhere stories live. Discover now