Capítulo 27: Harta de esperar

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—Estoy embarazada —soltó por fin. Vio al hombre frente a ella cerrar la boca y bajar los brazos, solo recibiendo las palabras que recién había pronunciado.

Anahí se había estado removiendo inquieta en la cama toda esa mañana de sábado. Cuando el reloj marcó las seis y media, harta de esperar más, pues la angustia de guardar un secreto tan grande le estaba carcomiendo los nervios a cada segundo, despertó a Poncho, quien dormía plácidamente a su lado, ajeno a todo lo que le ocurría.

Le había tomado un par de minutos soltar aquella bomba, pues la inseguridad y el miedo se apoderaban de ella a ratos, pero luego de unas cuantas vueltas, por fin lo había logrado.

—Pero... —Poncho guardó silencio, escogiendo con cuidado sus palabras—... Nos estábamos cuidando.

—Ya sé —dijo Anahí, bajando la mirada a sus manos, las cuales se retorcían nerviosas—. Yo tampoco lo entiendo —sin poder evitarlo comenzó a llorar—. Sé que llevamos muy poco tiempo juntos y que esto parece demasiado, pero este bebé ya está dentro de mi y no podría deshacerme de él...

—Annie —la frenó, poniendo ambas manos sobre los hombros de la rubia— ¿De verdad crees que te pediría eso?

—No sé —se encogió de hombros, mientras más lágrimas rodaban por sus mejillas—. Aquí hay muchas facilidades para este tipo de "sorpresas"... Tú llevas mucho tiempo viviendo aquí y no te culparía por tener un pensamiento más liberal.

Poncho suspiró apartando la mirada de la rubia, procesando la información que había recibido, al tiempo que pensaba en qué decirle a la mujer frente a él.

—Lo siento —agregó ella en un susurro, aún con la mirada baja—. No busqué en ningún momento que esto pasara.

—Annie, aquí no hay culpables y si los hubiera, seríamos los dos —hizo un pausa para tomar el mentón de Anahí con sus dedos y alzarle el rostro, logrando que ella lo viera a los ojos. Luego le acarició uno de sus largos cabellos hasta dejarlo detrás de su oreja, en un tierno gesto—. Un bebé, sí, es demasiado. Pero no es menos de lo que esperaba tener contigo.

—¿Qué quieres decir? —preguntó ilusionada, mientras una sonrisa se escapaba de sus labios.

—Que te amo, mi amor. Eres lo más hermoso que me ha pasado y estaré feliz de tener a ese bebé contigo.

—¡Gatito! —dijo Anahí con su usual voz de niña pequeña. 

Se lanzó a los brazos de Poncho con infinita emoción y él la recibió con una suave carcajada. Luego la besó en la frente y volvió a recostarse en la cama con ella entre los brazos.

—Tenía tanto miedo de que no te gustara la noticia —confesó la rubia, luego de un rato.

—¿Cómo crees que no me iba a gustar?

—No sé —se encogió de hombros—. Apenas nos conocemos hace unos meses, llevamos muy poquito de novios... todo fue muy rápido.

—El tiempo es lo de menos cuando dos personas sienten algo tan fuerte como lo que sentimos tu y yo —Anahí levantó la cabeza del pecho de él para verlo a los ojos con una gran sonrisa.

—Tienes razón —le dio un beso en los labios y volvió a recostarse sobre él—. ¿Cómo crees que será?

Poncho rió mientras escuchaba a Anahí hablar de su futuro hijo o hija, con el corazón hinchado de tanto amor por ella y también por el bebé que juntos habían formado. La rubia apenas tenía dos meses de embarazo, pero contaba con una imaginación única para detallarle a su novio como creía que sería su bebé.

Ella o yoWhere stories live. Discover now