Capítulo 28: La raíz de todo

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Christian paró sus pasos en seco cuando vio a Dulce sentada en el suelo, al lado de la puerta de su departamento. Con la espalda apoyada en la pared y las piernas encogidas hasta que las rodillas le tocaban el pecho, la pelirroja permanecía quieta, con los ojos cerrados y la evidencia de que había estado llorando hace no mucho tiempo atrás en sus mejillas.

Se agachó hasta quedar al nivel de su amiga y le habló suavemente.

—Dulce —le acarició la cabeza con la mano y ella abrió los ojos. Al verlo sonrió, aun con los efectos del alcohol encima.

—Hola —respondió con los ojos entrecerrados. Christian, al notar el estado en el que estaba ella, sonrió divertido y se sentó a su lado.

—Estas borrachita —afirmó con ternura, al tiempo que inclinaba su cabeza hacia la de Dulce.

—Un poquito —dijo, agregando un gesto con los dedos. Ambos rieron.

—¿Qué pasó ahora con Christopher?

Dulce miró al suelo y se encogió de hombros.

—Creo que hemos terminado, ahora sí, para siempre.

Christian frunció el ceño, incapaz de creer lo que su amiga acababa de decir. Se levantó de un salto y le extendió las manos a Dulce para que ella las tomara y pudiera levantarse también.

—Vamos adentro para que me cuentes todo.

—¿Dónde está Maite? —le preguntó mientras seguía a su mejor amigo al interior del departamento, hasta la cocina. Una vez ahí se impulsó con ambos brazos y se sentó sobre una de las encimeras.

—Se fue con un papasote que ya me lo querría yo... Will algo.

—William Levy, el chico de finanzas —aclaró Dulce, feliz porque su amiga probablemente ahora estuviera pasando un buen rato.

—Ese mismo. Conociendo a mi primita, no la vemos hasta el lunes —ambos rieron y Christian se concentró en terminar de preparar el café, cerciorándose de que estuviera extra cargado para aliviar la embriaguez de su amiga. Cuando terminó, lo sirvió en dos tazones, le entregó uno a Dulce y se puso a su lado, apoyando las caderas en la encimera—. Ahora sí, cuéntame todo el rollo. Me imagino que es grave, porque tú no te pones así por cualquier cosa.

La pelirroja suspiró, tratando de reconfortarse un poco con la humeante taza de café que tenía entre las manos. Luego, le contó todo lo que había pasado desde que fue a la prueba de vestido de Sofía.

Christian la escuchó con atención en todo momento y cuando Dulce terminó de contarle todo lo que había ocurrido, no supo definir con exactitud todas las emociones que sintió con el relato. Por un lado estaba confundido por el actuar de los dos, también molesto porque Christopher había estado haciendo sufrir demasiado a Dulce en el último tiempo, estaba exasperado también, pues sentía que Dulce era demasiado insegura. Hasta risa le daban los encuentros y desencuentros entre ellos, pero sobretodo, sentía lástima por los dos, pues estaban desperdiciando tiempo en malos entendidos, cuando podrían estar amandose tan fervientemente como sentían.

—¿Cómo es que estás tan segura de que Anahí y Christopher mantienen una relación amorosa? —preguntó Christian con cautela.

—¿Qué otra relación podrían tener?

—¿Amigos, tal vez? —dijo como una obviedad

—Por favor, Christian —respondió Dulce, con voz quejumbrosa—. Los dos sabemos que Christopher siempre ha estado enamorado de Anahí, no podría ser solo su amigo.

—No, Dulce. Tú te has convencido a ti misma de que la ama a ella, ¿por qué es tan difícil, siquiera pensar, que él te ama a ti?

—No sé —se encogió de hombros—. Creo que pasé 9 años de mi vida tratando de convencerme de que amaba a Annie. Pese a que yo tenía sus confidencias, sus risas y su compañía incondicional, ella tenía su amor.

Ella o yoWhere stories live. Discover now