Bonus parte III (final)

1.3K 86 13
                                    

Se quedaron en silencio por un buen rato luego de que Juliana se fuera, dejándolos solos. No sabían qué decirse, ni cómo reaccionar luego de lo que había pasado entre ellos aquella tarde y ambos se sentían igual de nerviosos ante la presencia del otro, rehuyendo miradas y con la respiración cortada.

—¿A qué viniste, Luna?

—Yo... necesitaba hablar contigo —dijo con voz temblorosa.

Tomás alzó las cejas y los brazos en gesto interrogativo, esperando por lo que sea que Luna tuviera que decirle. Pero ella no decía nada, solo miraba sus manos jugar nerviosas, un gesto que sin duda había sacado de su madre.

—¿Podemos salir a caminar? —mencionó Luna, mirando a su alrededor, recordando que antes de que ella llegara, Anahí estaba mirando por la ventana.

Tomás afirmó con la cabeza y se encaminó hacia la sala, sintiendo a su mejor amiga seguirlo detrás.

Salieron a la calle y caminaron por largo rato en silencio, en parte disfrutando de la agradable tarde de primavera que comenzaba a apagarse con cada minuto que pasaba, debido a la incipiente llegada de la noche. Sin embargo, también incómodos por lo que ambos querían decir, pero no se atrevían por miedo a la respuesta del otro.

Con las manos dentro de cada bolsillo de su pantalón, Tomas se detuvo, logrando que Luna lo hiciera también.

—Ya, Luna. Esto es demasiado incómodo y no me gusta —suspiró encogiéndose de hombros, mientras miraba al suelo—. Si estás así por el beso que nos dimos y viniste a hablar conmigo sobre eso, no te preocupes, ya está olvidado.

—¿Cómo? —dijo ella, frunciendo el ceño aturdida mientras se ponía frente a él.

—Sí... Mira yo... Me equivoqué, ¿ok?, solo quería comprobar algo y ya.

—¿Comprobar qué?

—¿Qué importa? —dijo a la defensiva—. Nos conocemos desde prácticamente toda la vida, era obvio que esto iba a pasar en algún momento.

—¿Besarnos? —preguntó confundida.

—Sí. Quiero decir, en algún momento íbamos a tener curiosidad sobre qué se sentiría estar juntos, ¿no?, es natural... Fue solo eso, curiosidad...

En ese momento Luna quiso preguntarle qué había sentido, pero el miedo se lo impedía, así que solo asintió. Una parte de ella quería saber si para él había sido tan maravilloso como lo había sido para ella, pero otra le aseguraba que no había sido así y esa parte pesaba mucho más que la primera, muy a su pesar.

Abrió la boca para decir algo, pero Tomás se le adelantó.

—Eres mi mejor amiga, Luna. No quiero perderte.

—Yo tampoco —dijo ella, tratando de esbozar una sonrisa, pero con el pecho tan oprimido que apenas sentía que podía respirar.

Tomás le devolvió la sonrisa y la miró a los ojos, pero inmediatamente se reprochó el hacerlo, pues no pasó ni un segundo y ya se sentía perdido en esa mirada centellante.

Le hubiese encantado decirle todo lo que le provocaba, pero sus reacciones y su silencio solo le hacían pensar que ella solo sentía incomodidad luego del beso que habían compartido, por lo que eligió guardar silencio, aunque aquello le carcomiera el alma, pues prefería tenerla como amiga a no tenerla en su vida.

—Si quieres le pido el auto a mi papá y te llevo a tu casa —le ofreció al retomar el camino de vuelta.

—No te preocupes, mi mamá me prestó su camioneta.

Ella o yoWhere stories live. Discover now