Capítulo 31

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Taehyung

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Taehyung

Observé en silencio como la camarera hecha dos cucharadas de azúcar a mi café para por último hacerle un hermoso dibujo con algo de leche encima y la tan conocida vainilla. Me lamí los labios casi saboreando el café. Lo dejó justo frente a mí encima de la mesa y me regaló una pequeña sonrisa.

—Si te gusta... tienes que darme tu número. —me guiñó un ojo y se dio vuelta caminando mientras movía las caderas de forma exagerada.

Apreté mis labios en una fina línea colocando una cara habitual del juego de póker para luego por fin comenzar a beber mi han deseado café. El sabor me hizo cerrar los ojos disfrutando de lo dulce que era al paladar. Mayormente no me gustaban las cosas dulces, pero tenía un gusto culposo hacia la vainilla desde que Sunghye me había dejado probar su helado de sus labios.

Suspiré abriendo los ojos y alejando el pensamiento de Sunghye. Ella no quería saber nada de mi, y la entendía completamente, en su respectivo momento, yo me irritaba con tan solo la mención de su nombre. Está claro, que ahora que sé que solo fui un títere de la persona que orquestó todo el teatro que hizo que Sunghye y yo no quisiéramos saber nada el uno del otro, solo quería decirle la verdad, hacerle ver lo arrepentido que estaba.

Había algo que influía mucho... era el hecho de que en su respectivo momento, yo no quise creerle cuando me dijo que la chica de la foto no era ella, era comprensible el hecho de que ella tampoco quisiera escucharme, y no quería escucharme, mucho menos iba a querer creerme.

La impotencia y la desesperación hicieron presencia en mi y sólo volví a soltar otro suspiro continuando con mi café. La campanilla que sonaba cada que alguien entraba al café, se escuchó y dirigí la mirada a la puerta. Mi madre estaba allí y después de darme una mirada, se acercó. Dejé el café a un lado y me acomodé en mi asiento, sintiéndome incómodo de repente.

Había ido a ese café a verla porque ella así lo había pedido, pero eso no quería decir que dejaría de lado lo mucho que odiaba que ella y el padre de Jungkook siguieran con lo que sea que tenían. Se sentó en el asiento que quedaba justo al frente del mío y colocó sus manos encima de la mesa, entrelazando los dedos.

Su rostro serio no me engañaba, sabía muy bien que solo quería hablar conmigo por el cargo de conciencia, y siendo sinceros... yo también tenía uno. Me era imposible aceptar que la mujer que me había dedicado toda su vida, le hubiera dado igual dejarme a un lado por un hombre, y no por cualquiera, sino por uno de los peores hombres que podían existir.

—Hola... Taehyung. —murmuró bajando un poco la cabeza.

Sin poder evitarlo llevé mi mano hacia una suya y la apreté. Quería ser un apoyo para ella, pero el orgullo no me dejaba decirlo con palabras.

STALKER ; Kth ¹ ©Onde histórias criam vida. Descubra agora