Capítulo 38

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Taehyung

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Taehyung

Un certero golpe me hace abrir los ojos y miro en silencio mi alrededor. Frente a mí se encuentra el hijo de puta de Jeon y solo puedo dedicarme a mirarle con odio mientras él sonríe de forma siniestra. Busco a Sunghye con la mirada pero no la encuentro. Y entonces es cuando verdaderamente me comienzo a desesperar. ¿Donde demonios está Hye? ¿Qué diablos le hizo Jeon?

Sé que mi rostro es fácil de leer, y Jungkook me lo demuestra soltando una sonora carcajada.

—No está aquí. Está haciéndole compañía a Irene. Porque cuando acabe contigo, iré a divertirme con ellas.

Nunca me equivoqué cuando dije que Jeon era un maldito demente, un abusivo, una persona sin escrúpulos que disfrutaba del dolor ajeno. Pero mi cabeza, mi mentalidad, ya no era la misma de antes, me había dedicado a cambiar por tres años, y un loco, y su maldito teatro no me iban a espantar. Me mantuve en silencio, con el rostro ahora completamente inexpresivo. Porque estaba intentando sólo provocarme. Pero entonces le vi darse vuelta y tomó algo que estaba justo en la barra. Parecían ser toallas... toallas mojadas y hechaban humo. Entonces lo entendí. Me golpearía con eso, me causaría dolores internos inigualables, pero no dejarían marca, para eso las toallas. El primer impacto fue doloroso. Fue justo en la mandíbula, me tensé inmediatamente y solo pude mantenerme callado y con el rostro inexpresivo. Vinieron dos más, en el abdomen. Esos me sacaron el aire y nunca pensé que fuera tan difícil respirar, o tan doloroso.

Castaña... pelinegra... Los golpes estaban comenzando a surtir efecto y estaba viendo borroso mientras solo pensaba en Sunghye. La quiero, la necesito, necesito que esté bien. Otro golpe, ahora en el pecho, luego otro, en la frente. Y ese es el golpe de gracia. Porque todo se vuelve negro.

Pasan lo que pueden ser horas, días, o tal vez minutos, no lo sé en verdad. No puedo abrir los ojos, pero sí que puedo escuchar, y desearía no estarlo haciendo. Escucho a Sunghye llorar, escucho sus gritos y la forma en que se queja y grita que se detenga. La rabia me corroe, pero también el dolor, y por más que lo intente, no me puedo mover. La estupidez nos dominaba en el momento en que decidimos venir y ser los protagonistas y héroes de nuestra historia, porque no salió como lo planeamos. Cada ves que ella y yo estamos bien, el destino se encarga de poner alguna situación que nos arruine por completo, y aunque duele aceptarlo, es nuestra realidad. Vuelve a rogar, luego grita de nuevo, y entonces también escucho los gritos de Irene. Suena jodido, pero en estos momentos, quiero reírme, obviamente el dolor en la mandíbula no me lo permite, pero ganas no me faltan. Porque tal vez, Jeon Jungkook después de esta no la cuente como una victoria.

Mis manos están detrás de mi espalda y duele solo moverlas, porque el roce de las cuerdas se ha encargado de lastimarlas demasiado. Miedo, no niego que tengo miedo, pero no por mi, sino por lo que le pueda hacer a Sunghye. Vuelvo a mover los dedos como puedo y recuerdo que debo besarme en el espejo cuando salga de este maldito lugar, porque sé que saldré de aquí, y que luego me comeré a Sunghye como el mejor de los postres porque me lo merezco. Mi cara hace una mueca cuando algo parecido a una sonrisa se me escapa. Tanteo la parte trasera de mis jeans como puedo con las manos atadas y entonces encuentro el mechero que recuerdo haber puesto allí el día anterior antes de entrar a este sitio. Lo tomo, y con demasiado trabajo lo prendo. Me quemo al instante, pero aguanto el dolor que no es nada comparado con todos los que me causaron las toallas y termino quemando también la parte de en medio de la cuerda que ata mis muñecas. El humo se deshace volviéndose nada y el aroma del mismo se pierde. Vuelvo a guardar el mechero en su lugar mientras, con mi ahora libre manos, coloco la cuerda de una forma que a simple vista parezca que todavía estoy atado y me mantengo en el sitio, con los ojos cerrados, aguardando y esperando.

STALKER ; Kth ¹ ©Where stories live. Discover now