La corte Meriad

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CINCUENTA Y CUATRO

MEERET, ANDROMEDA






Los seis entraron a un portal cuadrado que los guardias abrieron usando un artilugio. Martha observó fascinada el portal; era diferente a los suyos, pero cumplía el mismo propósito.

Fueron llevados por el portal al umbral de un antiguo templo, sus paredes y columnas eran de piedra y mármol blanco. Una estatua de tres mujeres recostadas sobre una piedra era el punto focal de la luz que entraba por la abertura del techo. En la punta se encontraba una de las mujeres apuntando hacia arriba.

El grupo se movió hacia un púlpito¹, que estaba dirigido hacia la imagen, en este caso las tres mujeres en la piedra.

¹mueble usualmente usado en iglesias, también se suelen usar ambones y atriles.

Tessa fue conducida al púlpito por un guardia, mientras que Martha, Marcus y Zelick —que había llegado minutos antes— fueron conducidos a los bancos por los otros dos guardias. Les ordenaron no levantarse.

El dedo que apuntaba al cielo comenzó a escurrir sangre. Recorriendo su brazo y cayendo por su codo a la cara de la siguiente; la sangre se abrió paso hasta llegar a la barbilla donde goteo hacia el hombro de la última de ellas. Las mujeres de la estatua comenzaron a moverse y relajar su postura a medida que el cielo se oscurecía. Tessa quedó bajo la mirada de la diosa de la cima. Y sin despegar la vista, descendió de la roca seguida por sus dos hermanas.

—Es una demonio —Cuchicheó la menor de ellas.

—Debería de darle vergüenza estar aquí. —Secundó la de en medio.

—Bueno, no soy yo quien está cubierta de sangre —Murmuró Tessa.

—Silencio, niñas —La mayor se acercó a Tessa y levantó su rostro—. Di tu nombre y tus pecados.

—Emma y ninguno, soy inocente. —Tessa sonrió divertida.

La diosa no tuvo paciencia, y golpeó a la demonio.

—Di tu verdadero nombre y tus pecados.

—Theresa Gabrielle Hasmoday.

—Diké.

La nombrada hizo aparecer un par de lentes que le permitieron ver todos los pecados cometidos por la demonio durante su larga vida.

—Veamos —Abrió los ojos sobresaltada— Chicas, tenemos a una joya. Entre muchos de sus pecados destacaré: Homicidio múltiple... en más de una ocasión; secuestrar un pueblo; destruir a más de una deidad, nuestra hermana Talo entre ellas; provocar la extinción de un sistema planetario entero e intentar asesinar a su propio padre más de un milló...

—Es suficiente —Tessa trató de detenerla, pero la diosa mayor la inmovilizó golpeando con el codo la espalda de la demonio.

—Escuchaste eso, Eunomia —Dijo la segunda diosa, mostrando una sonrisa—. Con tantos crímenes, somos libres de hacerle lo que queramos. Nadie se preocupará.

Tessa contrajo las orejas y gruñó mostrando los colmillos. Eunomia le quito el codo de encima y se dirigió hacia Martha y los demás.

GUARDIANES | LA OSCURIDAD: FASE 1, PLUTONWhere stories live. Discover now