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Martha vivia pacificamente en Pluton junto a su hermano Marcus, cuando Sara llegó con un alarmante mensaje: Keith, Dios del Sol amenazó con invadir todos y cada uno de los planetas y crear un reino de terror y oscuridad.
Estos herman...
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Los jóvenes dioses se reunieron silenciosamente en el viejo claro abandonado, en ese mismo lugar los temidos titanes habían hecho las relucientes estrellas y la vida como la conocían; la atenta mirada de sus mentores hacia que cada uno se sintiera como una presa, pero no una presa que tiene la posibilidad de escapar, si no, una presa que esta encarcelada con las fauces de su enemigo sobre ella.
Ese era el día mas esperado por los jóvenes celestiales.
Era el día para el que los habían preparado.
Ese día crearían las gemas que representarían y protegerían cada uno de sus planetas. Muchos de ellos estaban nerviosos, la sola idea de al fin tener el poder de un planeta en sus manos hacia que se sintieran aún más nerviosos, algunos peleaban por ciertos planetas y otros solo miraban el cetro que tomarían al momento de crear las gemas, el cetro tenía dos serpientes enredadas y contenía un pequeño fragmento del Crystal sagrado, el cual era protegido por una orden de poderosas guerreras que darían su vida por salvar el Crystal.
—Zeus, hijo mío tú lo harás primero, no me decepciones —Anuncio Cronos a su hijo con un brillo maligno en los ojos y para sus adentros añadió «No querrás terminar como tus hermanos»
Zeus, un chico delgado y con el cabello largo caminó hacia el frente, subió los escalones desgastados de oro hasta llegar a la cima; temblaba debido a la severa mirada de su padre. Tomó el cetro con ambas manos, este pesaba el doble que él, por lo que se tambaleó un poco, cuando logró sostenerlo firmemente se dio cuenta de que muchos se reían de él, volteó a ver a su padre, Cronos, pero este solo le dedicó una mirada de decepción.
