Augurio

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D O S
ASTEROIDE 43, CINTURÓN DE ASTEROIDES


Sara tomó una granada y la levantó sobre su cabeza. Después tomó un incienso e hizo lo mismo. A continuación, dejo la granada, partida a la mitad, en el centro del espiral de velas que llenaba la habitación.

—Diosa Hecate, continúe compartiendo su magia con el Cristal y protejanos de quienes amenacen nuestra armonía. —Susurró con los ojos cerrados en una combinación de latín y griego—. Le doy como ofrenda está granada, es la mejor de la cosecha y fue bendecida por Demeter. Nosotras las Hermanas de Cristal, juramos proteger el cristal y preservar sus valores.

Mientras Sara le rendía tributo a su diosa, Tsuky entró a la habitación. Avanzó hasta Sara poniendo sus patas en los espacios entre las velas.

—Tuve una visión, Keith atacará ahora. —Ladró la husky asustada. Su pelaje blanco y negro se veía desaliñado y sus ojos reflejaban un verdadero temor por el dios.

Sara abrió los ojos y volteó a verla.

—¿Estás segura?

—He vivido más años de los que podrías contar, ¿Crees que bromearia con algo así? —preguntó Tsuky, sus ojos brillaron de color lila y su cola se convirtió en serpiente durante un instante—. La amenaza de Keith está más cerca de lo que piensas.

—De lo que espero —corrigió Sara recogiendo su rojizo cabello en una trenza—. En tal caso, debemos empezar el viaje en busca de los elegidos.

Sara abrió la puerta de la biblioteca y estiró su brazo hacia un candelabro. Con sus poderes atrajó las gemas que esté contenía. Los dioses le habían confiado las gemas a Sara, ella y Tsuky eran las responsables de protegerlas de cualquiera, incluso de si mismas.

Cada gema representaba un planeta o satélite y a un dios. Sara también podía saber por el tamaño de la gema el poder del dios que la había creado. Si Sara portará una de las gemas podría usar los dones del dios que la creó, pero no debía hacerlo a menos que fuera estrictamente necesario.

∆   ∆   ∆

Sara mantenía sus ojos en el espacio como si pudiera atisbar alguna señal de que el dios iba a atacar. Confiaba en su amiga y sabía que Keith sería un problema, pero no esperaba que el momento llegará tan rápido.

Detrás de ella, Tsuky dormitaba con la cabeza apoyada en su lomo. La nave era lo suficientemente grande para que ambas pudieran caber.

—Oye, Tsuky, ¿Crees que tu predicción es acertada? —Le pregunto a la husky sin despegar la vista de las estrellas—. ¿En serio crees que Marcus y Martha son los elegidos de pluton?

—Uno de ellos lo es o tal vez ambos. —Respondio sin abrir los ojos.

—Y sobre... la otra visión, ¿también es acertada? —Preguntó con un nudo en la garganta jugueteando con la mochila en la que traía las gemas sagradas.

Está vez Tsuky si abrió los ojos.

—Yo espero que no.

GUARDIANES | LA OSCURIDAD: FASE 1, PLUTONWhere stories live. Discover now