GUARDIANES | LA OSCURIDAD: FASE 1, PLUTON

Demoras espaciales

C I N C U E N T A  Y  S E I S

ÓRBITA DE URANO

Flor salió de su habitación dirigiéndose al almacén, había tomado posesión del lugar para poder hacer los hechizos y rituales necesarios en su preparación para ser una Hermana de Cristal. Conocía gran parte de la nave, pero primordialmente el camino de ida y vuelta de su habitación al almacén.

Sin embargo, esa vez algo le dijo que debía tomar un camino distinto. Se desvió hacia donde se encontraba el reactor interior de la nave, y caminando lentamente, procuró no acercarse al reactor, debido a que su magia podría explotar ante la energía.

Al lado del reactor interno se encontraba la que había sido una vez la habitación de Sara. Y a pesar de que nadie la había usado desde entonces, podía sentir una inmensa energía en el lugar.

—¿Será posible? —Musitó para sí misma.

Flor recordó el día que Sara los dejó.

«   «   «

Tiempo antes.

—Volveré, ¿Dónde está la cápsula de escape? —Preguntó Sara.

Martha y Sara se fueron por un portal, seguidas de Marcus que iría a revisar si Kay ya había entrado a la habitación de Centella. Se quedó sola en el pasillo observando la mochila que Sara había abandonado ahí.

La sacó de debajo de la cama, era ligera, como si no tuviera nada dentro. Se preguntaba si debía abrirla, pues era propiedad de Sara y no quería irrumpir en su privacidad.

Lo hizo. Abrió la mochila y el brillo de las gemas la iluminó; no sabía porqué Sara las dejaría ahí, sin protección. Cerró la bolsa rápidamente y la ocultó con un hechizo en la pared.

Sí no eran requeridas, era mejor que estuvieran ocultas y solo en la memoria de pocas personas. Cerca de su cabeza sintió una intervención; alguien estaba intentando entrar a su mente. Realizó un conjuro para proteger su mente de cualquier psíquico y regresó a su almacén.

»   »   »

Dijo el hechizo y la mochila con las gemas salió de la pared. Aún estaban ahí y brillaban más de lo que lo habían hecho cuando las encontró. Era momento de que todos supieran sobre las gemas, debía contarles.

Dejó la habitación justo en el momento en que una gran espada partió la nave a la mitad; cuando salió volando hacia un lado, la mochila se alejó, y junto a ella, las gemas. La nave a su alrededor estaba destruida y se iba despedazando alejándola de todo. Chocó contra Centella, quien estaba despierta debido a que provenía de otra galaxia.

∆   ∆   ∆

Marcus apenas podía respirar. El aire del espacio llenaba sus pulmones ahogándolo; Martha flotaba frente a él, inconsciente. Trató de alcanzarla aunque sabía que no tenía las fuerzas suficientes para existir.

Siguiendo el movimiento de sus manos el metal que cubría la nave comenzó a despegarse para envolver a su hermana. Cuando logró rodear uno de los brazos de Martha, un portal se abrió y la absorbió, cortando el metal y alejándola de él.

Flor tomó la mano de Centella y juntas evocaron un hechizo no verbal, que los transportó a los elegidos y a la nave —o lo que quedaba de ella— a Urano, el último planeta que no había sido conquistado. Aparecieron en Wenseb, una de las pequeñas ciudades flotantes del planeta.