2. Primero invítame un café ¿no?

1.9K 129 30
                                    

Levantarse temprano para asistir al instituto es lo peor que le puede pasar a cualquier persona, bueno o al menos es lo peor que me puede pasar a mí.

Mis manos pasan por mi rostro tratando de despejar toda la pereza que hay en mí. Ir al instituto y tener que soportar todos los dramas que hay es totalmente aburrido y estresante, por suerte no estoy involucrada en ninguno.

Salgo de mis pensamientos al escuchar la voz de mi madre llamándome.

— ¡Lyvie! Ya saldré hacia la empresa. ¡Nos vemos!

— ¡Nos vemos ma! -grito despidiéndome.

Escucho la puerta cerrándose por lo que supongo que ya se fue.

Tomo una ducha para luego vestirme y terminar de arreglar algunos libros que tengo que llevar al instituto. Bajo con mi mochila y busco alguna fruta para comer mientras camino a buscar un taxi. Mi móvil comienza a sonar avisando una llamada.

Diane

Contesto la llamada y lo primero que escucho es a Diane con su regaño del día.

— ¡¿SABES QUE HORA ES?! -me sobresalto al escuchar su voz en un chillido.

—Si -respondo tranquila. Me estoy jugando la vida.

—Lyvie... -comienza a hablar en voz baja.

Miedo.

—Faltan 30 minutos para...

— ¡¿Qué?! -miro el reloj y esta vez es mi turno para alterarme, treinta minutos para que comiencen las clases.

Tomo las llaves de la casa, salgo y subo al primer taxi que se detiene cuando lo llamo. Por supuesto Diane sigue hablando sobre la existencia de las alarmas y metiéndome presión para que avance más rápido.

—No puedo creer que no hayas puesto tu alarma.

—Tranquila —pido divertida.

—Vale –suspira—. Solo no demores, no quiero sentarme sola.

—Vale, no demorare, es más ya estoy por entrar -no espero respuesta y finalizo la llamada.

Camino a paso rápido, estoy por entrar al instituto, pero me detengo abruptamente tras casi chocar con el pecho de un chico que corrió y se detuvo en frente mío.

— ¡Demonios! -levanto mi rostro—. ¿Puedes-tener-más-cuidado? —pregunto a Mason.

Espera.

¿Mason?

—Necesito tu ayuda —lo miro con una ceja enarcada sin entender.

— ¿Qué? —pregunto confundida.

—Necesito tu ayuda ¿Podemos hablar? —insiste.

—Creo que te estas equivocando de persona —murmuro—. Voy tarde, lo lamento. Adiós -trato de pasar por su lado, pero este me detiene por el brazo—. Vale, suéltame.

—Primero hablemos, ya te dije que necesito tu ayuda.

—Y yo ya te dije que creo te has equivocado de persona y que voy tarde.

—No creo haberme equivocado de persona -masculla con los dientes apretados.

—Yo creo que...

— Eres Lyvie Smith Jones ¿Verdad? pues bien, no me he equivocado de persona.

Turbio.

—Vale, pues mira, estoy muy retrasada y no quiero llegar tarde, no tengo tiempo para hablar así que hablamos luego —me suelto de su agarre—, o quizás no —digo lo suficientemente alto para que me escuche y suelte un suspiro.

El Contrato [1]Where stories live. Discover now