4. Alemán.

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Me encuentro en el auto junto a Mason quien va en silencio mirando la carretera fijamente con el ceño fruncido, claro, mientras yo tomo fotos a cada cosa que veo en el camino.

Centro mi vista en sus manos sosteniendo el volante, mis ojos se entretienen viendo los anillos que tiene en sus dedos y las pulseras negras que adornan sus muñecas, noto que girara la cabeza y lo hago yo primero, evitando que note mi mirada encima de él.

— ¿Dónde iremos? –pregunto fingiendo no mirarlo.

—No lo sé —murmura—, en realidad estoy dando vueltas ¿No te diste cuenta? —ríe. Lo dice de forma tan casual que no sé por qué, pero me dan unas terribles ganas de reír. No me reiré.

No me reiré.

No. Me. Reiré.

Vale, no siempre puedo resistirme.

Rio haciendo que su vista gire hacia mí por unos segundos.

—Vamos a un parque o yo que sé —respondo encogiéndome de hombros y volviendo a fijar mi vista en mi cámara.

— ¿A que tanto le tomas fotos? —pregunta con el ceño fruncido sin despegar la vista de la carretera.

—A lo que sea que veo —murmuro configurando la saturación de la cámara.

—Listo, llegamos —avisa al detener el auto e invitarme a bajar, estamos en un parque en donde increíblemente no hay casi nadie, solo un par de niños jugueteando en el césped.

—Primera cita como novios falsos ¿Eh? —bromeo intentando eliminar un poco de la fastidiosa tensión del ambiente.

—Quizás —dice encogiéndose de hombros.

— ¿Sobre qué hablaremos exactamente? —pregunto sentándome en el pasto.

—Recuerdo habértelo dicho —masculla volteándome los ojos, haciéndome bufar.

—Bien, se supone que quieres que nos conozcamos para que esto sea creíble, esto se está saliendo del rol falso, la verdad.

—No es porque yo quiera, es porque es necesario para la actuación.

—Sí, sí, bueno ¿Qué quieres saber? —pregunto mirándolo por un segundo y girando mi rostro al cielo.

—No sé, lo que quieras contarme.

Suspiro antes de hablar.

—Como ya lo habrás notado, me gusta la fotografía –digo sin despegar mi vista del cielo despejado.

—Me gustan los deportes.

—No tengo hermanos.

—Tengo una hermana.

—Quiero una mascota, pero mi madre dice que por el momento no ya que ninguna puede cuidarlo bien por el tiempo que tenemos libre.

—Yo tengo un perro.

— ¿Cómo se llama? —pregunto curiosa.

—Simba —sonrío por el nombre.

—No me digas que te inspiraste en el Rey león —digo divertida.

—Era la película que estaba viendo en ese momento —masculla ofendido—. Además, es un nombre muy creativo.

—Lo que digas. ¿Qué más necesitas saber para el teatro? —pregunto dándome cuenta de que la situación está siendo muy particular.

—Tu cumpleaños, ¿Cuándo es tu cumpleaños?

—El 24 de setiembre ¿El tuyo?

—El 25 de julio.

El Contrato [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora