Epílogo

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Estoy emocionada, hoy es mi primer día en la universidad y levantarme tan temprano para ver el amanecer que se puede ver desde el ventanal del apartamento que mi madre y los padres de Diane nos ayudan a rentar me pone de un mejor ánimo.

—¿Por qué estás despierta desde tan temprano? —pregunta mi mejor amiga aún con pijama sabiendo que falta una hora para que empiecen sus clases.

—Porque he salido a correr temprano para llegar y ver el amanecer.

—Estás loca.

—Solo un poquito —digo divertida llevando a mi boca los huevos revueltos con tocino que preparé. 

—¿A qué hora es tu primera clase? —pregunta sirviéndose también.

—En una hora.

—Y ya estás lista...

—Ajá.

—Yo también tengo clase en una hora y como ves, sigo con sueño.

No lo puedo evitar, suelto una risa.

—Eres una floja Diane, ve a ducharte y vestirte. ¡Es el primer día!

—Primer día de la nueva forma de tortura.

—Que aguafiestas —niego con una sonrisa, lavando mi plato y corriendo a mi habitación para cepillar mis dientes—¡Diane, ya me voy! —tomo mi bolso y me despido despeinando su cabello ya retocado con un rosa un poco más oscuro.

—Vale, nos vemos más tarde. Adiosito.

Byyye —bajo las escaleras a toda velocidad y camino a la parada de buses, el camino no es tan largo y fácilmente se podría llegar caminando pero prefiero el bus ya que no quiero sudar.

La maestra de la primera clase no es tan amargada como muchos dicen que serían los maestros así que tengo una pequeña esperanza de que todos sean así de carismáticos.

—¿Eres nueva? —pregunta un chico moreno cuando voy saliendo del salón.

—¿Tú no? —enarco una ceja.

—Voy repitiendo esta clase dos veces.

—¿Qué?

—Digamos que no le simpatizo mucho a la maestra.

 —¿Y eso quiere decir qué...? —pregunto mientras camino a su lado.

—No le caigo.

—¿Alguna razón específica?

—Je, je... Es qué digamos, que en mi primer año yo, junto a otros alumnos, le llenamos el auto con huevo y otras cosas que no querrás saber.

—Bueno, ya entiendo porque no le simpatizas.

—Si bueno, un gusto por cierto. Soy Daniel y tengo que ir a mi próxima clase. Nos vemos.

—Soy Lyvie.

—Genial, lindo nombre —no deja que diga nada más porque ya se ha perdido por una de las puertas de algún otro salón.

Mi móvil comienza a vibrar y al ver el nombre de Diane contesto al instante.

—No te veo ¿Dónde estás?

—Acaba de terminar mi primera clase, estoy caminando por el campus.

—Genial, nos vemos en la cafetería.

—Vaaale —camino hacia el lugar indicado y la veo sentada en una mesa con un café en la mano sonriendo a más no poder.

El Contrato [1]Where stories live. Discover now