46. Algo más que un simple beso.

419 33 3
                                    

—Te ves preciosa —mi madre me mira como si fuera una princesa y pongo mi mejor sonrisa.

—Gracias.

—Si que te ves genial Lyvie —ay Mason, por favor no me mires así. 

Hoy me estoy obligando a ser amable con todos después de estas semanas de mal humor y caída emocional.

—Diane y Stephan ya están afuera —avisa Mason mirando su celular y mi madre nos acompaña, halagando a nuestros amigos y pidiéndonos que nos cuidemos y que seamos responsables a la hora de tomar.

—Si mamá —asiento por milésima vez al escuchar su "No tomen de más".

—¡Cuídense!

—Byyye —decimos los cuatro al unísono y Stephan arranca.

El salón de eventos es genial. Ayer por la mañana fue la entrega de diplomas y ceremonia de graduación y hoy solo es la fiesta es por eso que todo el mundo ya está con algunas copas encima por la fiesta que hubo antes de esta, a la cual decidí no ir ya que a duras penas he tenido ánimos para venir a esta.

—¿Listos para la mejor noche de nuestra vida? —pregunta Diane agitando su cabello.

—¡Listos! —asentimos y el alcohol ingresa raspando mi garganta y haciendo que por un momento me olvide de mis preocupaciones.

Casi corremos a la pista y bailar, mis píes se mueven al ritmo de la música y me permito olvidar todo, el alcohol no deja de entrar en mi ser, copa tras copa, vaso tras vaso, shot tras shot, botella tras botella una y otra vez. Recuerdo en algún momento haber escuchado a Mason diciéndome que non tome demasiado pero no me importa, ni siquiera está ahora mismo conmigo, vi como se fue con sus amigos del equipo y está rodeado de más mujeres que no me importa ver. Mis brazos se agitan en el aire y pasan por mi cuerpo mientras Diane baila junto conmigo. Ni siquiera sé que canción se está reproduciendo solo sé que me siento muy mareada.

Suelto una risa al escuchar algo tonto que dice el moreno que esta bailando junto a nosotras hace un rato.

—Quiero tomar aire —murmuro a Diane.

—¿Te acompaño?

Niego.

—Naaah, puedo ir sola —comienzo a caminar hacia el estacionamiento, mis píes duelen por los tacones así que me detengo a quitarlos para seguir caminando como si nada.

Cuando encuentro el auto de Stephan me detengo para quedarme cerca a este y me siento en el piso, repasando el vestido que llevo. Es bonito, largo con una abertura en la pierna y verde oscuro, combina muy bien con mi piel. 

—¡Lyvie! —veo a Mason correr hacia mi— Dios ¿Dónde te habías metido?  

—¿Estabas preocupado guitarrista alemán? —pregunto soltando una risita tonta.

—Claro que sí, tu madre me mataría si te pasa algo.

—Ah.

—¿Qué haces aquí? 

Mason

—Por si no te has dado cuenta, dentro hace un calor espantoso, estoy segura que en el infierno hace menos calor, boop —su dedo choca con mi nariz y sonríe—. Eres muy guapo.

—Gracias, supongo. 

—Supones.

—Estás muy ebria Lyvie.

—Ay por favor, queee abuuurriiidooo.

—¿Por qué arrastras las palabras?

—Suena máaas divertiiidooo —ríe ella sola— ¿Verdad?

El Contrato [1]Where stories live. Discover now