15. Me he rendido.

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Mason

Abro mis ojos lentamente al sentir la luz del sol chocando contra mi rostro.

Recuerdo haber venido a casa de Lyvie y haberle pedido que se quede conmigo, pero al moverme en la cama no la siento a mi lado.

Mis manos cubren mis ojos y bostezo antes de levantarme de la cama y entrar a el cuarto de baño para lavarme el rostro.

Cuando salgo me encuentro a Lyvie sentada en la cama mirando su móvil, parece nerviosa.

—Hola —murmuro caminando hacia ella.

Sus ojos suben rápidamente donde yo estoy y dibuja una pequeña sonrisa en sus labios.

—¿Cómo amaneciste? —pregunta viendo como me siento a su lado.

—Bien, aunque me duele un poco la cabeza.

Ella asiente, y parece que quiere decir algo, pero simplemente se queda mirándome.

—¿Estás bien? —pregunto retirando el mechón de cabello rubio que cae por su rostro.

—Si —asiente rápidamente—, solo... solo que... —carraspea—, Mason creo que debemos de hablar.

Ya sé a dónde se dirige esto.

—No hay de qué hablar —digo apresuradamente levantándome de la cama y tomando mi móvil.

—Mason...

—Me tengo que ir —salgo de su habitación y de su casa sin decir nada más, recuerdo que mi auto no lo traje y camino hasta poder tomar un taxi que me lleve a casa de Stephan.

Lyvie

Mason sale de mi casa como si hubiera visto un fantasma, pero no lo sigo. Sé que necesita su tiempo para pensar y no lo pienso forzar.

Hace un rato hablé con Diane, la cual insistía en saber porque no fui a la fiesta, pero en ningún momento solté la lengua.

Aprovecho para avanzar algunos trabajos del instituto y a practicar lo de la coreografía del concurso de baile de la academia.

• • • • • •

Han pasado unos días, no he visto a Mason, no ha venido a mi casa, no me ha llamado, ni un mensaje ¡Ni siquiera me acompaño a las clases de baile!

Pero claro yo si intenté escribirle y llamarlo, pero simplemente me dejaba en leído y me ignoraba, claramente no lo intenté más.

Hoy quiero salir, así que decido junto a Diane ir a un evento del cual Stephan nos ha comentado.

Termino de colocarme el pantalón negro de cuerina, con una blusa del mismo color que tiene algunos botones y que deja a la vista mi tatuaje y mi abdomen, doy una vuelta, mirándome al espejo luego de sonreír conforme.

Mi móvil suena y contesto rápidamente al ver el nombre de Diane en la pantalla.

—Estoy abajo.

—Ya voy.

Tomo mi bolso antes de bajar las escaleras.

—Ya me voy Eva —abrazo a mi madre.

—Bien cariño, ve con cuidado ¿Tienes dinero?

Asiento.

—Bien, cuídate y ten mucho cuidado. No aceptes tragos de desconocidos, toma un taxi de confianza...

—Lo sé —sonrío— Te quiero, nos vemos.

—También te quiero —salgo de la casa y Diane me saluda mientras subo al auto de Stephan—. Holaaa —saludo dejando mi bolso a mi lado.

El Contrato [1]Where stories live. Discover now