29. Te quiero Mason.

978 101 51
                                    

—¿Pueden dejarnos solos? —pregunta Mason mirando a mis amigos, ellos me miran preguntándome de manera muda si quiero y asiento.

Salen de la habitación dejándome con el guitarrista alemán, bajo mi mirada, centrándome en mi ropa rasgada intentando no romperme nuevamente.

—Joder Lyvie... —sus labios chocan contra mi frente pasando sus por mis mejillas—, no sabes lo asustado que me sentí, no sabes lo mucho que me preocupé —me abraza y no sé qué decir— ¿Cómo te sientes?

—Bien —murmuro separándome de su toque cuando pasa su mano por mi mejilla lentamente intentando mirarme a los ojos, aún sigo resentida con él. Además, los amigos no tienen este tipo de contacto.

Pasa saliva con fuerza al ver que evito su mirada a toda costa.

—Lyvie...

—Gracias por venir...

—No te iba a dejar sola.

—Si bueno, eso hacen los amigos —digo sin poder evitar la ironía, claro que el omite eso y suspira sentándose a mi lado.

—Fotógrafa sexy...

—Lyvie —corrijo.

Me mira con dolor.

—Creo que me equivoque.

No digo nada, no sé ni siquiera a que se refiere. Al parecer nota mi expresión de confusión.

—No quiero que olvidemos el contrato.

—Lo lamento, pero para mí ya está olvidado —y le puedo asegurar que antes que me haya "terminado".

—Lyvie por favor...

—Ahora no quiero hablar de eso.

—Bien... ¿Cómo te sientes?

—No quiero ser maleducada, pero quiero descansar, no me siento muy bien ¿Podrías llamar a mi madre?

Asiente y toma su móvil, no sé qué hace, pero entiendo cuando mi madre entra a el lugar.

—Hija ¿Estas bien cariño?

—Quiero ir a casa.

—Cariño...

—No quiero estar aquí.

—Vendrán unos policías a tomar tus declaraciones —suspiro pasando mis manos por mis ojos cuando siento que se llenan de lágrimas.

—Solo quiero dormir.

—Lo harás cuando terminen ¿Si? Necesitamos arrestar a Ivan.

Paso saliva y asiento, Mason se sienta en el sillón que está al lado de la camilla y me mira de vez en cuando, mi madre sale diciéndome que llamará a el policía que tomará mis declaraciones y no tarda en volver, con el hombre al lado de ella.

—Buenas noches señorita.

—Buenas noches —murmuro sentándome, sintiendo mi pie adolorido.

—Cariño, iré a hablar con la enfermera para poder coordinar tu alta ¿Bien? Te quedas con Mason —asiento sin prestar mucha atención y me centro en el hombre joven que me hará las preguntas.

—Bien, comencemos ¿Qué pasó? Cuéntame todo, luego comenzaré con las preguntas más específicas.

—Yo salía de una cafetería, había ido a hablar con mi padre. No conozco muy bien las calles de ese lugar y comencé a caminar por un camino que se veía tranquilo, ni siquiera pensé en algún momento que sería peligroso, mi mente estaba en otro lado. De un momento a otro mi móvil sonó avisando que alguien me llamaba, conteste sin ver porque pensé que sería mi madre o uno de mis amigos, nadie hablaba entonces vi la pantalla y colgué rápidamente al notar que era un numero oculto. Seguí caminando y de un momento a otro sentí a alguien más por donde estaba... —mis manos sudan y mi corazón se acelera como si lo estuviera volviéndolo a vivir— Note que alguien me seguía porque vi a otra persona entre las sombras, acelere mi paso y fue ahí cuando alguien tomo mi brazo con fuerza dejándome caer... —cierro los ojos sintiendo sus manos en mi cuerpo, rompo en llanto nuevamente, temblando y sintiendo arcadas, respiro profundamente antes de seguir—, me comenzó a tocar, yo... yo le pedía que se detuviera pero me golpeo, dijo algo sobre que sería rápido, eso me dio a entender que quería vio... vi... violarme —estoy temblando, mi cuerpo tiembla y yo solo puedo abrazarme a mí misma, Mason se levanta de su asiento antes de abrazarme intentando tranquilizarme.

—Siga señorita.

—No ve como esta, no sea inconsciente maldita sea —se queja Mason pasando su mano por mi cabello.

—E-estoy bien...—sorbo mi nariz—, luego de eso lo empuje y comencé a correr, vi una casa con luz y cuando toque salió un hombre que no me quiso ayudar así que seguí corriendo hasta llegar a una calle transitada he iluminada, ahí llame a mi madre.

—¿Conoce al agresor? —pregunta tomando su libreta.

Asiento.

—Ivan Davis.

—¿A intentado hacerle daño antes?

—Fue denunciado hace un año por mí, por intento de abuso sexual.

—Lo voy a matar —masculla Mason.

El hombre hace una mueca y sigue escribiendo.

—¿Cómo iba vestida? —pregunta.

—¿El agresor? —pregunto sin entender.

—Usted.

—¿Eso importa? —pregunto ofendida.

—Si.

—No importa cómo iba vestida ¡Me intento violar! ¡Mi vestimenta importa una mierda!

—Señorita...

—¡Iba con un jodido pantalón y una camiseta!

El hombre vuelve a escribir en su libreta y mi respiración agitada hace que mi pecho duela.

—¿Usted tuvo algún comportamiento comprometedor con el...?

—¿Qué pregunta de mierda es esa? —Mason intenta arremeter contra el policía pero lo detengo.

—Esto es una mierda —mascullo—, lárguese.

—¿Qué?

—¡Que se largue! Me está haciendo preguntas completamente inútiles ¡No importa cómo iba vestida, no importa qué hora era, no importa si lo conocía desde antes! ¡Intento abusar de mi por segunda vez! ¡Intento hacerme daño!

El hombre sale de la habitación mientras yo cubro mi rostro, llorando, hipando y jadeando de rabia, me siento tan mal.

Mason me rodea con sus brazos mientras yo tiemblo entre ellos.

—No puedo más, no quiero más. Solo quiero dormir y seguir mi vida.

—Todo saldrá bien amor, todo estará bien.

Me refugio en sus brazos, sintiéndome segura con él, sintiendo su calor y su protección. Mis ojos se cierran mientras intento contener mis ganas de hablar y soltar todo.

Te quiero Mason...

No lo digo, pero lo siento, lo quiero y lo tengo que ocultar porque solo fue sexo y él no quiere nada, y eso es jodidamente doloroso. Mucho más que el rompimiento de una relación falsa. 

El Contrato [1]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum