Capítulo 2 parte B

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Susana, con cada día que pasaba, le preguntaba con melosidad e interés:

¿Cómo te fue? ¿Tuviste suerte?

No.

Bueno, tal vez la encuentres mañana. Y si no... no hay prisa, querido. Yo aguardaré por ti el tiempo que sea necesario. ¡Te amo!

Yo lo que verdaderamente lamento, es que a tanta comprensión tuya, no he podido cumplirte como es tu deseo.

¡¿Y qué importa si estamos o no casados?! ¡Estás a mi lado y eso me hace muy feliz! ¡Te lo puedo asegurar!

¿Lo dices en serio?

¡Claro, Terry! Además, el mundo no se ha terminado y mañana será otro día y tal vez...

Creyéndola también hermosa de cuerpo y alma, Terry en aquellos momentos compensó esos "bondadosos" gestos: la primera vez con un beso en la delicada mano, después iban siendo dejados en la frente, y últimamente los depositaba en las rosadas y tersas mejillas de ella, que ante tan fantásticas muestras de cariño, sentía en su vientre y cada vez más fuerte el aleteo de juguetonas mariposillas.

— ¡Hipócrita! — él volvió a decir. — ¡Pero ésta me la pagarás caro! ¡Ni tú ni tu madre seguirán burlándose de mí! ¡Ya verás lo que tengo preparado para ti, Susana Marlowe! ¡Te arrepentirás de haber puesto tus ojos en mí, embustera señorita!

Con esa furia echada a los hombros, Terry abandonó aquel asfixiante hogar para dirigirse nada menos que a su lugar de trabajo, recordando lo suscitado después de aquel extraño encuentro donde él confirmó por sí mismo que todo se trataba de una sucia trampa.

Susie...

Terry tomaba la mano de la rubia; y como para actuar se pintaba solo, su voz y actitud entraron en acción haciendo derretir a Susana quien le prestó atención.

No tengo ya dinero en los bolsillos. Increíblemente, no he podido conseguir trabajo ni aún como simple barrendero. En pocas palabras, no puedo ofrecerte la vida digna que tú te mereces. Sin embargo, toda esa paciencia que has tenido para conmigo, tu cariño profesado, tus cuidados desmedidos, y sin olvidar tu sacrificio de vida me han hecho reflexionar en tantas cosas más, que me he animado a preguntar porque así también lo pide mi corazón.

La mano de ella se colocó en el varonil pecho, además de que el ex Romeo se había arrodillado para pedirle:

¿Quieres casarte conmigo a pesar de ser un desgraciado sin futuro?

Por mucho tiempo, sus oídos habían anhelado escuchar esa mágica petición; y nublándosele los sentidos y la razón debido a la emoción, Susana con gruesas lágrimas rodándole por sus mejillas, contestó.

¡Terry! ¡Mis sentimientos hacia ti siempre han sido sinceros! ¡Te amo! ¡Y por eso creo que juntos sabremos cómo arreglárnoslas! ¡Ya lo verás!

A su respuesta inmediata, el joven actor primero besó la mano de la chica, y después de enderezarse, se inclinó para besarle ligeramente los labios.

Susana se sintió morir con esa su primera prueba de amor, y por ende, se delató.

Terry, cariño... no quise mencionártelo antes porque sé lo orgulloso que eres, pero...

El castaño enarcó altamente una ceja y la instó a continuar.

¿De qué se trata?

Quiero que mañana salgamos juntos.

¡Por supuesto! — él fingió recordar. — Nuestro primer paseo como novios. ¡Qué pena! Llevo mucho tiempo debiéndotelo.

Sí, pero más que paseo, quiero que visitemos a unas personas que podrían ayudarte a conseguir trabajo.

Conteniéndose los deseos de retorcerle el pescuezo, Terry sonó de lo más sereno.

Susie. Ya todo y todos me han dado la espalda. ¿Cómo es que tú...?

¡Te aseguro que estas personas no! — interrumpió la joven, la cual y anteriormente ya había abogado por él, y de aquellos seres decía: — ¡Son muy buenas y...!

¿Crees que tenga esa posibilidad?

Sí. Te lo prometo.

Ahora ella besó las manos de él que comenzaba a sentir como las tripas se le revolvían por dentro.

Percibiendo ese mismo efecto de aquel día, Terruce aceleró sus pasos e ingresó al inmueble artístico. Su rápido andar le conducía a su camerino, pero estaba por entrar cuando la voz de Robert Hathaway lo hizo detenerse.

La mirada hostil y escrutiñadora del director de cierto modo a Terry le incomodaba, y muchas veces quiso acercarse a él para explicarle del descubierto sucio plan de Susana; empero, el chico desistía de hacerlo, ya que también de él... se dudaba.

Si haber elegido estar con ella sería su martirio eterno, llevarla a pasear y de colmo, acompañados de su madre, era la experiencia más amarga que a un humano pudiera desearse.

Pero Terry, que comenzaba a curtirse, a las indirectas y las presiones les hacía quite como todo torero gallardo. Más, la sangre le hirvió cuando vio la dirección que las Marlowe tomaban.

Espera aquí — le había indicado Susana. Después de un rato apareció para volver a indicarle. — Quieren que te presentes con Robert Hathaway.

¡¿Por qué?!

¡No haga preguntas necias! ¿Acaso no quiere regresar al teatro?

Doña Ruda, además de empujarle, le señaló ayudar a su hija y su silla de ruedas, haciéndolo así Terry quien aguardaría paciente por el momento adecuado.

Sin embargo, las sorpresas desfilarían, ya que, al estar en el teatro, el hombre que hablaba con el director, al verlos llegar, con voz potente exigió.

¡Él continuará siendo Romeo!

¡Pero...! — la palabra fue pronunciadamente exclamada por más de cuatro.

¡No hay "pero" qué discutir! Además, ese jovencito —, se apuntó a un insípido actor; — me está llevando a la ruina con su pésima actuación, ¿no es así, Terruce?

Éste, de momento, no supo qué contestar, una por la manera tan "rápida" de resolver su situación; y otra porque sus ojos se toparon con un pícaro rostro apenas conocido.

CAPRICHOSO ES EL DESTINOOnde histórias criam vida. Descubra agora