V

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Jeongin se despertó una vez más con el sentimiento de estar ahogándose, la respiración agitada, buscando desesperadamente acabar con el hundimiento en su pecho mientras se sostenía de los bordes de su cama y miraba fijamente la pared del fondo de su cuarto.

Las pesadillas aumentaban en demasía y en cada una de ellas empeoraba la situación. Está vez no solo había visto a Hyunjin muerto, sino a todos los demás miembros del búnker, y como si eso fuera poco, había escuchado una voz en su cabeza gritando su nombre, pidiendo auxilio y encontrándose incapaz de encontrarla y ayudarla. Era un sentimiento horrible y que esperaba que el tiempo curara, pero definitivamente eso no pasaría.

Se levantó de su cama, tratando de calmar su desenfrenado corazón y se dirigió al pasillo de las habitaciones, sosteniendo su cuerpo con las paredes y buscando un poco de aire fresco. El cual obtuvo, pues una ráfaga de viento llegó a rodear su cuerpo y causarle escalofríos, desde que el techo se había venido abajo, el aire exterior comenzaba a llegar a sus pulmones y eso no era bueno, pues de pronto, todo su cuerpo comenzó a debilitarse por el humo aeris que comenzaba a invadir su ya débil cuerpo.

Giró su cabeza, el pasillo daba vueltas y se desenfocaba de sus ojos como si fuera una cámara incapaz de reconocer los objetos. Se sostuvo de las paredes, caminó hasta la puerta más cercana y entró rápidamente, apoyando su espalda en la puerta y respirando agitadamente el aire interior. Su pecho subía y bajaba y los objetos volvían a tener una forma específica, recuperándose de sus impulsos y lo dura que era la vida de noche.

Pasó su mano por la pared, encontrando un interruptor y presionandolo. La habitación se vio iluminada por un viejo foco de luz, la cama que tenía al frente estaba destendida, pero llevaba meses sin ser usada. A un costado había un escritorio con varios cajones cerrados, una hoja de papel encima del escritorio y varios bocetos raros a los costados. Las paredes grises igual que las demás habitaciones dejaban un aspecto deprimente y casi abandonado.

Jeongin llevó su mano a su boca, reprimiendo un suspiro de dolor, reconocía esa habitación. Por supuesto que lo hacía, él había sido quien se la dio a Hyunjin cuando llegó al búnker. Lo recordaba muy bien, había buscado la habitación vacía más cercana a la suya con tal de no tenerlo tan lejos, pues desde que se vieron por primera vez en la ceremonia de diplomas, Jeongin había sentido la conexión. Era un sentimiento bueno, profundo en su pecho, como si consiguiera un indefenso manto de lana en una tormenta helada. Imposible de explicar con palabras.

Pasó sus manos por el escritorio, tomando los dibujos en sus manos y viendo como se basaban en rayas sueltas que formaban rostros. Su boca se estiró con nostalgia al ver lo buen artista que era Hyunjin, los rostros eran de todos los miembros del búnker. Se quedó embobado en cuanto tomó el de él mismo, notando cada uno de los detalles plasmados en las hojas.

Los volvió a dejar en su lugar, esparcidos en el escrito y notando aquel informe del diario  que Hyunjin había encontrado uno de los primero días en el búnker, cuando caminó hasta su habitación y le pidió explicaciones de "La nueva Era". Los recuerdos invadían su pecho y bailaban suavemente en su cabeza, detalles, voces, aromas, todo volvía una vez más a ese presente que vivía, pidiendo con dolor ser reconocidos y tomados en cuenta. Pidiendo volver a suceder, a tomar lugar.

Jeongin se dio la vuelta, quedándose helado en su lugar cuando sus ojos se encontraron con aquellos que tanto deseaba ver. Hyunjin estaba parado en frente suyo, con esa maldita boina roja con la que se conocieron, un brillo en sus ojos tristes y sus manos en su pecho, como si se encontrará asustado, tímido. Ese Hyunjin estaba roto, destrozado en pedazos pero vivo. Jeongin sintió una oleada de dolor invadirlo y retrocedió con miedo, siendo incapaz de creer lo que sus ojos estaban viendo.

In My Veins - [Hyunin] [2] [✓]Where stories live. Discover now