XXXV

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Las cenizas eran protagonistas de los finales de la historia. Volando por el viento de una paz que hacía años no se veía con vida. El fuego se había extinto, el suelo mostraba restos de agua y en el reflejo de ella... el sol iluminaba con su alba. Jeongin tenía las rodillas lastimadas y el rostro lleno de restos de lágrimas secas. Hyunjin sostenía su mano como si fuera a aparecer una grieta en el mundo y el tuviera que permanecer a su lado. Al frente, el mundo plantando bandera blanca y la humanidad entendiendo lo que es la convivencia y la supervivencia en una misma oración.

Caminaron por la calle, acercándose directo a Felix, el peliblanco con pecas que apenas podía mantenerse de pie, pero la sonrisa jamás fue capaz de abandonar sus labios. Por su derecha, Changbin venía con Seungmin por detrás, ambos soltando las piedras que habían lastimado sus manos y con restos de cortes y ceniza en sus mejillas rosadas por la adrenalina. Chris también se acercó, saliendo del edificio con una tos seca y enganchando su brazo en el inestable cuerpo de Lacey, quién se prometió sostenerlo hasta que sus piernas no fueran capaz de mucho más que eso. Ambos con una mirada profunda y satisfactoria. Lacey le sonrió a Hyunjin, esa curva que solo ambos hermanos podían entender.

Y por último, al frente en contraste con el sol, Minho caminaba a paso lento. En su brazo había sangre y en su cuello, justo en el lugar dónde él había arrancado el chip, yacía un hematoma profundo. Pero en sus ojos había tanta paz que daba la sensación de plenitud más satisfactoria para todos. Minho había sufrido mucho, pero también había aprendido el doble. Y mirando a su familia al frente suyo, con lágrimas atoradas en sus ojos, fue lo único que necesitó para no rendirse. Los había visto crecer y transformarse en quienes ahora eran. No podía pedir más nada que eso, no al menos posible.

—Lo lamento —comentó Minho, deteniéndose en frente de todo su equipo—. Creo que el dolor y el enojo no deben fusionarse nunca más.

Felix sonrió, acercándose a Minho y colocando sus manos lastimadas en los desganados hombros del mayor. Minho subió una de sus manos al agarre de Felix y ejerció una presión suave en él.

—Jamás pidas perdón por como interpretas tú el dolor. ¿Si? Explota si quieres, para eso estamos nosotros, para controlar el desastre y cuidarte la espalda hasta el final —afirmó Felix, sintiendo la necesidad de llorar con solo ver la paz que ahora Minho transmitía.

—Gracias —murmuró, casi como un jadeo atrapado en su garganta.

Felix no lo soportó y envolvió al mayor en sus brazos, atrayéndolo con fuerza a su pecho y cerrando los ojos en el tacto. Jeongin miró a Hyunjin, ambos sabían que ese momento era digno de sentirse en casa, y a falta de lugar físico, uno se acostumbra a encontrarlo en personas. Ellos eran el único hogar que les quedaba. Así que sin pensarlo, ambos se unieron al abrazo. Changbin también se acercó, estirando sus brazos y haciendo más presión. Seungmin le siguió, sonriendo cuando el único brazo libre de Chris también apretó su espalda.

Y entonces, Minho abrió los ojos y todos se separaron un poquito para dejar suficiente espacio para una persona más.

—No te creas que luego de pasar semanas enteras con nosotros ahora vas a darte la vuelta e irte por donde viniste —advirtió Jeongin, sonriendo de lado cuando Lacey secó una lágrima con disimulo.

—Ven aquí, insoportable —exigió Chris, moviendo su cabeza para hacerle entender.

Lacey sonrió y se acercó con cuidado, enrollando sus brazos alrededor de los de los demás. Todos cerraron los ojos, como si el mundo fuera a acabarse en cualquier momento, y ellos juraron estar así en el último respiro. Se quedaron allí mientras los edificios aún caían por los incendios y contaban en sus mentes la cantidad de perdidas. Se quedaron abrazados en su propio refugio, esperando que al abrir los ojos, nada fuera un sueño.

In My Veins - [Hyunin] [2] [✓]Where stories live. Discover now