VII

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En cuanto el sol estuvo brillando en el cielo y se aseguraron de que el humo aeris no hacía presencia, extinguiéndose en su propia existencia y dejando la noche peligrosa para Aurum y Ferrum en el olvido, la puerta del galpón se abrió. La luz del día entró fuertemente, obligando a los cuatros chicos conscientes a acostumbrar su vista, mientras se preparaban para salir.

Changbin se mantuvo parado en una esquina con las manos en su pecho, alcanzando las armas a Seungmin cuando las necesitaba y tratando de respirar la mayor parte de aire limpio que podía, no solía tener esa oportunidad seguido.

—Abre esta puerta sólo de nueve de la mañana a cinco de la tarde. ¿Está bien?  —Avisó Chris, guardando un cuchillo en su cinto y viendo entre el cabello que caía por su frente al curador.

—He vivido aquí desde los diecisiete, sé cómo funciona el mundo, Chris. —Se burló el rubio, cruzándose de brazos en cuanto el mayor rodó los ojos.

—Y si Felix despierta...

—No le sacaré la venda por nada del mundo, lo sé.

—La comida...

—Saldré todas las mañanas hasta la huerta que está al frente en caso de emergencia.

—Y si necesitas ayuda...

—Chris, por favor, vete. —Changbin llevó sus manos hasta sus ojos, refregándose con una sonrisa mientras los brazos del mayor, como rara vez pasaba, lo rodeaban por los hombros.

—¿Qué harás si necesitas ayuda?

—Me las arreglaré, ¿Si? Lo he hecho mucho tiempo. —Habló el curador en el cuello del mayor, mientras Chris sacudía su cabello con cuidado y se separaba.

—Te cuidarás, claro que lo harás. —Afirmó el mayor, saliendo por el portón al exterior y acomodando sus guantes de cuero.

Jeongin se acercó al curador también a despedirse con un abrazo, seguido de Seungmin. ¿Quien diría que algún día solo serían tres contra el mundo? Un número tan bajo y a la vez, lo único a lo que llegaban.

—Si todo sale bien, volveremos lo más pronto posible. —Acotó el menor, golpeando suavemente la espalda de su mayor. —Nos veremos pronto, Bin.

—Traeme a los otros dos a salvo, ¿Si? —Jeongin sintió su pecho oprimirse ante esa petición, pero asintió en respuesta, saliendo también al exterior junto a Chris mientras Seungmin hablaba con el curador.

Luego de la despedida emotiva, los tres chicos cargados con armas simuladas y una hermosa inocencia como si no fueran aquello que el mundo quiere destruir, se dirigieron fuera del callejón, directo a la calle principal escuchando el grito de "No vuelvan menos de tres" de parte de Changbin. Directo a la boca del lobo o a salvar la casa de los tres cerditos, esa ciudad podía ser tanto la salvación o la mismísima muerte asegurada, pero todo ser humano incapaz de saber el futuro debía experimentar, vivirlo, para poder afirmar. Experiencia antes de la conclusión.

Caminaron por varias horas, el sol golpeando sus pieles y cruzándose en el camino con personas totalmente distintas que ni siquiera les miraban. Sintiéndose personas normales, humanos que pertenecían a una sociedad y que podían caminar como si nada por las calles, pero el mundo cada vez era más peligroso y la tecnología no hacía más que avanzar en bien del ser humano; humano que no pensaba igual que todos.

Caminaron por las avenidas, pocas personas recurrían por allí, luego de que la Luz de Jeongin se extendió, hubo varios abandonos en su zona creyendo que era algún natural del mundo, pero hacía tiempo que la sociedad se había destrozado y las razas se hacían notar en muchas ocasiones, saliendo de sus libros, sobre todo esos últimos meses, donde las noticias se llenaron de posibles vueltas de la famosa "Nueva Era", el grupo de Aurum y Ferrum que revoluciona en contra de los Aeris.

In My Veins - [Hyunin] [2] [✓]Where stories live. Discover now