XIII

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La poca luz del galpón daba en una sola persona, amarrada a un tubo que encontraron en el suelo y con un par de lastimaduras en su rostro por la impotencia de Chris y la pereza de Jeongin por controlar a su amigo. Seungmin, justo del otro lado, seguía descansando con un aura totalmente serena como si la vida alrededor no estuviera a punto de prenderse fuego. Por último, amarrado al tubo como tal, estaba Lacey, respirando con dificultad y con un hilo de sangre saliendo de su boca.

Quizás Chris se había emocionado con aquellos golpes y por primera vez, Jeongin no estaba de acuerdo con ello.

—¿Hace falta amarrarlo? —Habló Jeongin, mirando al mayor con los brazos cruzados y una mirada de reproche. Chris asintió mirando desde su altura al chico en el suelo.

—No sabemos quién es, qué quiere o que busca. —Atacó el mayor recibiendo un blanqueamiento de ojos por parte de Lacey.

—Claro, salvarte la vida una vez y dos a Jeongin no son nada cuando un idiota con traje y dos baños por día se para frente a una enorme cámara y te dice traidor. Había olvidado ese maldito detalle. —Lacey escupió aquellas palabras mientras Chris hacía el amague de querer callarlo si no fuera por Jeongin, quien lo sostuvo del brazo con cansancio.

—¡Chris, mierda! Déjalo hablar. ¿No pediste eso hace unos minutos? Solo... Escuchemos que tiene para decir. —Jeongin ya estaba perdiendo la paciencia y Chris pareció notarlo, pues solo levantó las manos, dándole la espalda a Lacey y soltando un suspiro. —Lacey, ¿puedes decirnos exactamente quién eres?

—¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio ilegal? Les diré todo lo que quieran, pero sigo siendo un humano con los mismos derechos que ustedes así que desaten mis manos o cerraré mí boca hasta que señor hombros de simio me mate. —Lacey se veía molesto y toda la pizca de burla que solía tener desde que lo conocieron, se había esfumado.

—Adoraré hacer eso. —Chris le miró por encima de su hombro con una sonrisa sin gracia.

—Lo estoy esperando. —Lacey se la devolvió, había sangre en sus dientes y el menor tuvo que detener a Chris una vez más del pecho.

—Hagamos un trato porque sino acabaremos convirtiendo una supuesta alianza en un cementerio de guerra. —Jeongin suspiró con pesadez, acercándose a Lacey de nuevo y apuntándolo con un cuchillo. —Por cada cosa que nos sirva de ayuda, te quitaremos un nudo, pero por cada idiotez que sueltes, Chris vendrá a romperte los huesos que aún te quedan sanos. ¿Estamos en un acuerdo?

—Cuidado con el cuchillo, bonito. —Lacey le miró con una media sonrisa mientras Jeongin guardaba el cuchillo en su bolsillo con un ademán rápido. —Bien, es un trato.

Era notorio el cansancio que había en cada uno de los presentes. Necesitaban más de un descanso en aquel maratón que venían corriendo desde que nacieron y era necesario entenderse entre ellos porque sabían que nadie más allí afuera lo haría. Lacey podía haber sido tachado de traidor, pero tenía un punto, había ayudado más de una vez al equipo del búnker y eso no era algo que simplemente debían pasar por alto.

—Comienza, traidor. —Chris se apoyó en una columna con los brazos cruzados y pidiendo aquello con una mandíbula tensa y un aspecto bastante intimidante.

—¿Qué quieren saber?

—Empieza por tu identidad real. —Jeongin se sentó con las piernas cruzadas en frente de Lacey a unos dos metros y esperó que el chico de cabello oscuro hablara con sinceridad.

—Mi nombre es Lacey Hwang. Tengo veinte años y soy un Ferrum, tengo el poder de leer poderes ajenos y solo algunas uniones. Eso no es mentira. —Lacey se apoyó en el muro de atrás, mirando con tranquilidad a los dos chicos que parecían estar a punto de explotar en curiosidad por aquel apellido.

In My Veins - [Hyunin] [2] [✓]Where stories live. Discover now