In My Veins - [Hyunin] [2] [✓]

XXIII

La habitación se había sumido en un silencio casi aturdible, de aquellos que hacen más ruido del que nadie esperaba que hiciera. El humo Aeris impregnó cada esquina, debilitó cada cuerpo que alcanzó a poseer y alrededor de seis personas, un enorme campo de fuerza hacia presencia. La piel de Jeongin estaba lastimada, sus manos posicionadas al frente para mantener el campo estable, pero estaba cansado y no tardó mucho en comenzar a debilitarse.

—Jeongin... —la voz de Chris sonó débil, como un susurró escondido en una habitación enorme. El menor le miró de reojo, tenía un pedazo de metal clavado en su estómago. Un jadeo cargado de miedo salió de sus labios—. ¿Cómo está Seungmin?

Pero no hubo tiempo de preguntas ni respuestas, el campo perdió la fuerza y el humo invadió toda aquella zona que antes no había podido tocar por el poder del menor. Las puertas del túnel se abrieron a medida que Jeongin caía al piso rendido. Entraron varias personas con trapos en la cara, tomando el cuerpo inconsciente de Keitha y a Lacey, quién parecía no poder quitar la vista de sus manos con sangre. Se veía lastimado, pero más enojado que cualquier otro sentimiento. Sus ojos permanecían cargados de lágrimas y había cortes leves en su cuerpo. Alzó la vista con lentitud y apenas vio el cuerpo lastimado de Chris en el suelo, sintió que perdía toda ira. Un suave "lo siento" salió de sus labios antes de que su boca fuera tapada por un trapo.

Chris también fue tomado en brazos, llevado directo a los laboratorios junto con Seungmin, quién permanecía dormido. Changbin intentó curar la herida de Chris, pero sus poderes no funcionaban si el aire Aeris comenzaba a impregnar sus pulmones. Jeongin perdió la conciencia, el cansancio pudo con su cuerpo. La batalla recién comenzaba para algunos, pero para otros que llevaban años luchando por sus vidas, esa era una pausa. La necesitaban. Necesitaban llenar de aire sus pulmones para correr estables de nuevo.

Pasaron alrededor de dos horas hasta que Jeongin despertó. A su lado, con el estómago rodeado en vendas, se encontraba Chris sentado en la cama con varias almohadas detrás. Seungmin también estaba allí, pero se mantenía dormido. Changbin, sentado en una silla, hablaba con un enfermero sobre cómo curaba el las personas. Le hizo cierta gracia la imagen, pero no reía hacia mucho tiempo, soltar una risa le resultaría extraño, así que simplemente se limitó a acomodarse en su lugar, llamando la atención de todos los despiertos.

—Yang —llamó el curador, acercándose al menor con una media sonrisa—. Bienvenido de nuevo al mundo.

—¿Otra vez al mismo? —Jeongin se acomodó del todo, sentándose y con cierta burla en su tono de voz. Su vista se dirigió a Chris, mirándole con complicidad. Su mejor compañero de guerra—. Al menos siguen estando los mismos.

—Siempre —respondió Chris.

La puerta de la habitación se abrió lentamente y un lastimado Lacey entró al lugar. Tenía su mano derecha en su brazo, cubriendo un corte profundo y con cierto color rojo en sus mejillas. Se veía vulnerable. No era el Lacey que conocieron en las afueras de la ciudad, a este lo estaban destruyendo y no era ninguna sorpresa que después de un enfrentamiento, ese chico ya no volviera a ser el mismo jamás.

—Lo lamento tanto, de verdad. No sé que ocurrió conmigo —el menor entró a la habitación, bajo la mueca enorme de Changbin, que le miraba con miedo por no haber curado ninguna de sus heridas.

Una risa baja por parte de Chris sonó en la otra esquina mientras el mismo se levantaba de su camilla sin perder más tiempo.

—Que decepción. Esperaba un comentario un poco más sarcástico de tu parte —se burló Chris, acomodando su ropa y tapando su cuerpo desnudo luego de varias intervenciones de poderes en él para curarlo.

—Y yo que me rompieras la cara a golpes, supongo que ambos caímos en la tragedia del mundo y su manía de cambiar a la gente luego del dolor —Lacey le devolvió la media sonrisa mientras Changbin le tomaba el brazo para curarlo sin su permiso.