XXI

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Las órdenes de Changbin fueron claras y se respetaron al pie de la letra. Llegaron a la misma enfermería dónde antes habían estado Lacey y Seungmin en recuperación y dejaron al menor en la camilla con ayuda de dos personas de la nueva Era. Jeongin fue quien acomodó el lugar y se encargó de buscar los materiales. Changbin apoyó sus manos en la frente del menor y trató a duras penas de quitarle un poco el dolor, pero las muecas en Seungmin no parecían demostrar que estuviera funcionando.

—Necesita anestesia —declaró el curador, pero Seungmin le tomó débilmente del brazo, negando con su cabeza.

—No, no quiero dormirme.

—Seungmin vamos a cortar dos ligamentos directos a tu cerebro. No sabemos aún qué zonas realmente afectarán y si tengo que ver tu rostro lleno de dolor mientras trabajo, soy capaz de frenar todo. ¿Está claro?

Seungmin mordió su labio inferior, soltando el agarre de Changbin. Su mente se estaba nublado. Su piel estaba pálida y aunque parecía estar en un estado de gripe, la verdad era que por dentro moría de miedo.
Jeongin se acercó al mayor, tomando su mano entre las suyas, como aquellas noches dónde el menor tenía pesadillas y Seungmin le decía que no importaba, que él estaría ahí para evitarlas. La vida se había convertido en la peor de todas las ensoñaciones y ni el más temeroso monstruo podría asustarlos a aquellos jóvenes que peleaban contra su misma raza para sobrevivir.

—Vas a estar bien, ¿oíste? Changbin es un muy buen curador y tú eres fuerte. Ni se te ocurra ir hacia la luz o iré a buscarte y te traeré con mis propias manos —le soltó amenazante el menor, recibiendo una sonrisa por parte del contrario.

—¿Alguien puede buscar a Lacey? —pidió Changbin. La puerta se abrió de golpe.

—¿Es que nadie en este maldito lugar sabe lo que es la paz mental? —entró quejándose Lacey, acercándose a la camilla con los brazos cruzados —. ¿Qué está sucediendo aquí? ¿Por qué la habitación apesta a tristeza y miedo?

—¿Seungmin está bien? —preguntó Chris, quién también entró a la habitación luego de Lacey. Una sonrisa leve se dibujó en los labios de Jeongin, pero no dijo nada al respecto.

—Tiene un ligamento funcionando. Iniciaremos el plan con él —afirmó Changbin, poniéndole anestesia al menor y sabiendo que a partir de ese momento, un antes y un después sería marcado —. Y escuchen todos, porque este discurso es importante. No soy un médico, soy un curador. No sé que sucederá cuando el ligamento se corte y si algo llega a fallar, no volveré a usar esta técnica con nadie. ¿Está bien? Yo salvó personas, no las condeno o utilizo.

El discurso fue general, pero la mirada de Changbin estaba puesta en Keitha, quién asintió sin más. Se veía nerviosa.

—Por favor. Todos fuera de la habitación, exceptuando a Chris y Jeongin.

—Quiero ver el procedimiento —pidió Keitha.

—Y yo quiero que el mundo se acabe de una vez por todas —le reprochó el hijo, tomando a la mujer de los hombros y sacándola de la habitación.

—Lacey —llamó Chris, el chico de cabello oscuro y ondas naturales le miró por encima de su hombro— prepárate.

—Lo sé —le respondió, saliendo de la habitación y dejando solo a los antiguos miembros del búnker allí dentro.

Seungmin tardó unos minutos más en dormirse completamente, mientras las máquinas eran conectadas y las pulsaciones ya tenían figura en la pantalla pequeña del costado. Changbin no tardó en preguntar cómo llegó todo eso ahí abajo, pero la explicación no fue muy amplia. Antes estaban arriba, el mundo se destruyó, robaron todo lo que pudieron, se escondieron lo más cerca de ellos posible y ahora roban y viven de eso.

In My Veins - [Hyunin] [2] [✓]Where stories live. Discover now