Harry Potter aprendiendo a vivir, después de la guerra

El ascenso de Hermione

- ¿estás seguro de esto?

- Por supuesto Kingsley. Lo he meditado mucho. Intento concentrarme en el trabajo después de la perdida de Ced y ahora descuidé a mi esposa. Ella siempre estuvo a mi lado y ya está envejeciendo con muchos problemas de salud.

- Esta bien Amos, si ese es tu deseo solo puedo esperar que sea lo mejor para ustedes. Harás mucha falta en el ministerio. Se lo duro que fue para ustedes perder a Cedrig, lo entiendo.

- Gracias, amigo, no esperaba menos de ti que tu comprensión

El ministro de magia se encontraba en su oficina atendiendo la última reunión que tenia programada para ese viernes. Era 18 de septiembre y no se esperaba aquella noticia. El director del Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, Amos Diggory acababa de renunciar inmediatamente a su cargo y las razones eran justas. Ya no soportaba más la vida sin su hijo y quería pasar un poco más de tiempo con su esposa. Tenían pensado hacer un viaje por Suramérica y alejarse de todo lo que les recordara a su único hijo, asesinado el día que Voldemort regresó.

- Amos, el protocolo para estos casos sugiere tener la cortesía de consultarte acerca de quien consideras debe reemplazarte. Has sido leal y una buena persona y te mereces salir con todos los honores, aunque no los quieras. Sin embargo, te pido que por favor me indiques quien crees que es la persona con mayores aptitudes para reemplazar tu invaluable legado.

Aunque Kingsley se imaginaba la respuesta quería esperar que diría el señor Diggory. Este se encontraba en un asiento frente al escritorio del ministro con cara dubitativa.

- Kingsley, creo suponer que piensas igual que yo. La persona con mayores aptitudes para reemplazarme es Hermione Granger y me sentiría muy orgulloso que ella me sustituyera. Sin embargo, quería pedirte un favor personal.

El ministro se removía en su asiento. Para el Hermione era la más indicada para el cargo. Sin embargo, no esperaba que viniera una petición adicional.

- Se que hace un tiempo debiste modificar un poco la estructura del ministerio para poder controlar las situaciones adversas que se presentaban, especialmente en el cuerpo de aurores. A pesar de ello, te pido que reconsideres crear nuevamente Departamento de Aplicación de la Ley Mágica. Aunque se que Harry Potter sería incapaz de hacer algo en contra del ministerio, le has recargado al muchacho muchas responsabilidades y considero que en un futuro no muy lejano Hermione podría ser de mucha utilidad dirigiendo ese departamento. Medítalo como un favor personal querido amigo.

Era algo inesperado, pero Kingsley sabía que tenía razón.

- Querido amigo, se que tienes razón. Pero me asalta una duda ¿quieres que restituya ese departamento pronto y que pase a Hermione a ese puesto en lugar del tuyo?

- Si, me sentiría mas orgullo de verla como una de las personas de mayor importancia en el ministerio. Además, en el departamento también está la señorita Greengrass y hay otros funcionarios.

El ministro lo pensó un momento. No era algo descabellado, pero tenía que consultarlo con sus dos principales asesores. Hizo un movimiento de varita y una luz plateada salió disparada y atravesó la pared. Al cabo de cinco minutos dos pelirrojos atravesaron la puerta.

- ¿nos llamaste Kingsley?

Arthur y Percy Weasley acaban de llegar. El ministro comenzó a desatrasar de noticias a dos de sus más cercanos colaboradores. El señor Weasley se entristeció por la partida de su amigo Amos, pero al igual que el ministro lo comprendió perfectamente. Él también se sentía vacío sin Fred y eso que tenía más hijos. Cuando hubo llegado el momento de exponer la petición del saliente director del Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, Percy, como conocedor de las normas ministeriales, intervino. Para él era posible hacer el cambio. Sin embargo, reestablecer el departamento de Aplicación de la Ley Mágica podía tomar algunos meses. Debian hacerlo todo perfecto.