¿Sabes algo sobre algo?

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- Ustedes rodeen esa zona - mientras les marcaba las instrucciones en un mapa. - ustedes - Señalando hacia el otro grupo - deben colocar los hechizos anti desaparición - ustedes con Allisson listos al ataque cubriéndonos la espalda. - Harry, Taylor, Wallemby y los demás aurores nivel uno entraremos a enfrentarlos, que nadie salga de aquí sin ser revisado. Varitas en mano. En marcha. - Ron se había convertido en todo un estratega, aunque eso era algo que ya todos sabían desde sus partidas de ajedrez mágico en el colegio.

Un anuncio de una de las Brujas Guardianas del Ministerio de Magia les había revolucionado. Según su información, en aquel mismo instante en una zona apartada de Irlanda se encontraban la buscada Agatha MuchMoney junto con Yaxley. Ambos eran buscados desde aquella incursión en Francia en la que habían liberado a Gabrielle Delacour de su cautiverio, y en la que habían capturado a los Ex mortifagos fugados Dolohov, Crabbe, Goyle y capturado por primera vez a Rookwood y a André MuchMoney; el esposo de Agatha y que ahora mismo se encontraba en Azkaban esperando por su suerte ya que era solicitado por varios gobiernos mágicos para ser juzgado.

Todos los aurores partieron hacía La isla de Wight, según la información recibida por el ministerio allí se encontraban los fugitivos con un nuevo numero de seguidores. El plan estaba listo, todo debía salir según lo planeado. El factor sorpresa estaba de su lado.

Hermione se encontraba en su oficina en el ministerio, al fin había podido acoplar sus horarios como lo tenía planificado, llevaba tres semanas en que pasaba solo dos días completos en París por sus estudios y el resto de días en su casa y en el trabajo. Kingsley estaba agradecido de este hecho pues según los informes del señor Diggory las cosas volvían a la normalidad en las dependencias a cargo de la muy responsable castaña. Ya tenían pactadas las fechas de la presentación de revisiones y acuerdos sobre criaturas mágicas al wizengamot. Astoria y Hermione son el equipo más eficiente del ministerio sin tener en cuenta a Percy que de no ser por su esposa Audry, que además es su asistente, competiría el solo contra las castañas así tuvieran obligaciones diferentes. Astoria estaba sentado en el escritorio del frente al de Hermione en la oficina que ambas compartían, cada una esta enfrascada en sus propios documentos, el único sonido de la oficina en aquel momento era el proveniente de un radio muggle que funcionaba con magia que se encontraba en lo alto de un archivador en una de las esquinas. La puerta de la oficina sonó tres veces, Astoria se levantó de manera mecánica para atender. Era normal que mantuvieran su puerta cerrada pues no les gustaba ser molestadas, las cinco personas que mantienen a su cargo están acostumbradas a este habito y aunque es algo poco usual en el ministerio, lo toman como algo normal.

- Hola Tori ¿Estas lista?

Astoria se quedó sin aliento al ver quien le saludaba en la puerta. Había olvidado por completo que su novio pasaría por ella para almorzar.

- ¡Draco!

Astoria besó a su novio que iba vestido de la manera más relajada y sexy posible según Astoria, un vaquero azul y una camisa apretada a su torso.

- ¿Quieres pasar? Aun me demoro unos diez minutos - Astoria sonreía - No se si sea buena idea, ya sabes... - Draco sabía que Hermione Granger se encontraba en la oficina y no sabia como reaccionar, aunque ya varias veces se habían cruzado en el ministerio o en la calle, aunque sabía que su trabajo en el ministerio era en parte por ella, a la chica hija de muggles a la que tanto odiaba en Hogwarts, aun no se sentía cómodo junto a ella.

- Vamos no seas tontito, si hasta hace unas semanas venias aquí en tus descansos. - Astoria sonreía y esperaba, ella conocía muy bien lo que se pasaba por lamente de su chico.

- Draco, entra por favor, no te preocupes por mi. Sin rencores ¿recuerdas? - Hermione que había visto todo hablaba desde su escritorio. Draco Malfoy no tuvo más alternativa que entrar a la oficina seguido por Astoria que daba saltitos de alegría.

No habían pasado más de cinco minutos desde que Draco había entrado a la oficina que su novia compartía con Hermione cuando en medio de la misma se materializó una comadreja.

- Las necesitan en San Mungo ahora, hubo una redada de los aurores. - El patronus del señor Weasley se desvaneció y Hermione sin pensarlo se levantó, sabía que si le mandaban a llamar algo seguro había salido mal y alguno de los chicos estaba herido. Con un movimiento de varita su bolso voló desde donde se encontraba hasta su mano y salió de la oficina, ahora debía decidir si buscaba a Ginny o llegaba directamente a San Mungo.

Hermione aun decidía que hacer en el lobby de su oficina cuando sintió que le tomaron de la mano, este gesto la sacó del pequeño trance en que se encontraba, volteó a mirar quien le tomaba la mano para notar a Astoria a su lado. - Nosotros te acompañamos, creo que debes ir a San Mungo de inmediato. - Hermione miró a su compañera de trabajo

- Oh no, no es necesario yo puedo ir. - Hermione intentaba protestar pero todo fue en vano.

- Hermione estabas aquí sin saber que hacer, me imagino los pensamientos y cosas que deben pasar por tu cabeza ahora mismo. Draco y yo te acompañaremos hasta el hospital y no nos iremos hasta no saber que todo este bien y que te encuentres con tu familia y no acepto un no de ninguno de los dos. - Tanto Draco como Hermione se quedaron en silencio y de la mano de Astoria salieron hasta donde pudieran desaparecer camino a San Mungo.

En el hospital todo era un caos, mucha gente corría de un lado para otro Hermione no distinguía a muchos de los que veía, solo pensaba en lo que debía haber pasado para que todo estuviera así. De la nada vio como una chica de cabellera roja aparecía por una de las chimeneas con igual cara de desconcierto que ella.

- ¡Ginny! - Hermione llamó a su cuñada y mejor amiga que de inmediato caminó hacia su ubicación; la pelirroja se sorprendió al ver a Astoria y Draco junto a Hermione pero no dijo nada.

- ¿Sabes algo sobre algo? - Hermione nunca había formulado tan mal una pregunta en su vida y tampoco le importaba. - no se nada de nada - Contesto Ginny justo antes de que una cegadora luz alumbrara en el vestíbulo del hospital.

Harry Potter aprendiendo a vivir, después de la guerraWhere stories live. Discover now