Después todo fue caos

1.1K 52 4
                                    


En el Callejón Diagon solo había caos. El polvo aun flotaba en el ambiente. Muchos de los testigos de aquel duelo todavía se preguntaban exactamente qué había pasado. La pared del frente de Gringotts se encontraba hecha trizas mientras los gnomos revoloteaban en todas direcciones tratando de evaluar los daños. La tienda de Ollivander tenía los vidrios rotos y muchas cajas con varitas regadas por el piso. Afortunadamente el viejo fabricante de varitas se encontraba ileso. Este no era el mismo caso de la afamada diseñadora de túnicas Madam Malkin. Su tienda estaba hecha un caos y tanto ella como dos de sus trabajadores estaban siendo trasladados al hospital mágico. La única tienda intacta en el callejón era Sortilegios Weasley.

George observaba desde el dintel de su puerta, no lograba entender que pasaba. Cuando todo comenzó él se encontraba en su apartamento en el segundo piso de la tienda. Solo alcanzó a escuchar los golpes de los hechizos contra sus escudos de defensa. Una nueva innovación que el desorejado imponía en su tienda y que hacia parte de los desarrollos para el ministerio de magia. Ahora en el primer piso miraba el alboroto e intentaba divisar algún conocido. George no tuvo que esperar mucho. Al otro lado de la calle alcanzó a ver a Neville desaparecer con una rubia en sus brazos.

Mientras tanto, en Bulgaría se vivía su propio caos. El patronus de Allison había descolocado a las chicas, sobre todo a Ginny, que ahora se encontraban intentando desesperadamente regresar a Londres. Solo sus chicos les impedían actuar impulsivamente. - ¡Suéltame Potter! Exclamaba Ginny mientras Harry la tomaba de los hombros e intentaba calmarle. De igual manera Ron abrazaba a Hermione que sollozaba mientras intentaba zafarse. Al parecer a Harry no le habían enseñado que pedirle a una chica que se calme solo le hace enojar más. Pasaron más de 10 minutos hasta que por fin Harry y ron lograron que sus chicas entendieran que aunque estaban de acuerdo en que debían acudir lo más pronto posible a Londres, saber cómo estaba Luna y entender que pasaba, dadas la situación de seguridad y los eventos que antes habían vivido con la familia Delacour era mejor esperar hasta estar seguros que de poder regresar sin inconvenientes.

- Creo que podemos volver a París. Allí al menos tendremos la red flu directo a Grimmauld Place, a la Madriguera o a la casa de Hermione. Ron como siempre pensaba con la cabeza fría.

El resto del equipo de las Arpías decidió quedarse un poco más y entrenar con la selección de Bulgaria. A fin de cuentas era uno de los mejores equipos del mundo y estaban más seguras con ellos que en casa, fuera lo que fuese que estuviera sucediendo.

En sortilegios Weasley del callejón Diagon se había formado un pequeño centro de crisis. Al ser la única tienda intacta y un lugar seguro para los agentes del ministerio, George había ofrecido el primer piso de su local para lo que necesitaran. Las operaciones eran coordinadas por Percy que se encargaba de enumerar los daños y planificar las reparaciones, por Bill que estaba a cargo de la seguridad exterior del banco y por el señor Weasley que intentaba tranquilizar a la gente. Los aurores de la mano de Allison hacían un barrido por todo el lugar intentando verificar si Agatha MuchMoney había logrado lo que fuera que pretendía. – Debemos hacer un inventario de todas las cosas, si buscaban algo necesitamos saber que es. Allison demostraba porque Potter le había depositado toda su confianza. – Bill, ¿cuál es el nivel de daño en Gringotts? ¿Existe la posibilidad de que hayan incursionado en alguna bóveda?

- No lo sabemos aún. El lobby está completamente destruido y los goblins están ingresando a la zona de las bóvedas pos sus pasajes secretos. El cateo de la zona tardará unas horas, ya sabes, el tamaño del banco y su estructura dificultan estas cosas.

El protocolo para este tipo de ocasiones no estaba completamente establecido. Cuando una incursión o un ataque se presentaban en una zona muggle el ministerio contenía a las personas, les modificaba la memoria, utilizaba hechizos reparadores para aminorar los daños y filtraba alguna versión creíble. En este caso ninguna de las opciones era necesaria pues el callejón Diagon era completamente invisible para los muggles.

Harry Potter acababa de aparecer en el Callejón Diagon junto con su aun mano derecha en el departamento de aurores, su mejor amigo, Ron Weasley. Al fin se habían podido comunicar y junto con sus chicas habían usado la red flu para llegar directamente a la casa del desorejado. Desde París habían podido enviarse patronus con la familia y determinar que era seguro regresar hasta ese lugar que era el epicentro de todo. Ginny y Hermione, por su parte, se habían encontrado en la casa de la castaña. Desde ahí les quedaba más cerca el hospital mágico. La señora Weasley y Hanna les habían alcanzado usando la chimenea y ahora iban camino a San Mungo. Poder usar la chimenea de la casa libremente era una de las ventajas de que Linda supiera su secreto. Las cuatro mujeres corrían para saber la situación de Neville y de Luna. Hanna no sabía nada de su novio pues solo lo vio salir con varita en mano seguido por la rubia y enfrentar a los malos. Después todo fue caos.

Harry Potter aprendiendo a vivir, después de la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora