El amor en el aire

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Hermione corría de un lugar a otro. Llevaba ya seis semanas estudiando en la escuela de leyes mágicas de Francia y aun no se había podido aprender todas las locaciones de sus clases y estaba llegando impuntual.

La escuela de leyes mágicas de Francia casualmente se encontraba en un sector muggle en pleno centro financiero de París, varios de los edificios de la zona tenían locaciones de la escuela y muchos de los salones donde Hermione debía ver clases eran en edificios separados a veces hasta por dos calles. La castaña pensaba que sabía hablar francés pero se había encontrado con que en algunos momentos no entendía lo que le decían sus docentes, por esta razón las últimas tres semanas no había viajado a Londres por estudiar y no atrasarse.

En Grimmauld Place tampoco había tranquilidad Ginny estaba dedicando mucho tiempo a sus practicas y prácticamente llegaba agotada directamente a la cama. Las Arpías se habían reintegrado al campeonato nacional de Quidditch después de su rotundo fracaso en el campeonato europeo, ahora debían reponer los cinco partidos que no habían jugado. El equipo conformado por solo mujeres se encontraba tercero del campeonato y sus integrantes aun podían llegar hasta el primer lugar si ganaban por una buena cantidad de puntos los partidos que debían.

- Estoy tan agotada. Nunca pensé que llegaría tan cansada de volar en una escoba todo el día. Me está doliendo la espalda, las piernas, ¡todo!.

Ginny se quejaba y hacía pucheros en el sofá de la casa, Harry la veía divertido. El también había tenido un día duro, los juicios de los recién capturados le estaban volviendo loco, además se tenía que estar defendiendo con acciones de las acusaciones que diariamente salían en El Profeta sobre su poca idoneidad para el cargo que ocupaba.

- No te preocupes princesa, hoy llegué un poco antes y te preparé tu cena favorita. ¿quieres tomarla aquí, en la mesa o en nuestra habitación? Te advierto que el postre te encantará.

Harry miró lascivamente a su chica.

- Todo eso suena tan lindo y provocador que creo que esta vez preferiré tomar la cena junto a ti aquí en la mesa.

Ginny devolvió la mirada lasciva a su pelinegro con toda la picardía que su cansancio le permitió y caminó hasta la mesa.

- El chocolate te quedo delicioso, igual al de mamá ¿Como hiciste?

- Le pedí a tu mamá que me enseñara su receta para sorprendente. - Ginny no pudo expresar en aquel momento toda la ternura y el amor que sentía por su chico.

Al terminar subieron de la mano hasta su habitación mientras el cuadro de Sirius les lanzaba silbidos y comentarios ligeramente subidos de tono como siempre era su costumbre.

- Hermosa, necesito que te pongas lo mas cómoda posible, en el baño te deje varias opciones de ropa que considero apropiada para tu postre ve.

Ginny hizo lo que Harry le decía y entro en el baño donde encontró tres conjuntos de su lencería más pequeña, escogió uno casi sin pensarlo, esos días no había tenido muchas ganas de "portarse mal" en la cama con su novio y el lo sabía pero quería seguir el juego. Cuando salió del baño se llevó una gran sorpresa.

- Acuéstate en la cama.

Harry se había puesto un pantalón corto y se encontraba sin camisa, se vía endemoniadamente sexy. Ginny se recostó en la cama que compartían sin dudarlo.

- boca abajo por favor.

Ginny volvió a obedecer y se recostó en las almohadas que tenía disponibles.

- Hoy quiero que te relajes, voy a intentar ayudarte con tus entrenamientos regalándote este masaje; quiero que lo disfrutes.

Antes de que la pelirroja pudiera responder las manos del pelinegro tocaron sus pies, se sentían suaves, lisas, era evidente que estaba usando algún tipo de aceite. Harry comenzó a masajear los pies de su chica, lentamente y en círculos, haciendo presión y delicadamente. Ginny sentía como poco a poco la tensión y el cansancio del día abandonaban su delicado pero bien formado cuerpo. Harry había aprendido a masajear, al menos lo que debía saber en la casa de sus tíos. El elegido se aplicó un poco más de aceite en sus manos y empezó a recorrer las hermosas piernas de su chica. Ginny ronroneaba de la sensación mientras Harry se deleitaba con la vista.

Harry Potter aprendiendo a vivir, después de la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora