03

1.8K 233 99
                                    

Regresaron a casa y terminar todos los preparativos para el desayuno especial. Dazai sirvió los hot Cakes para todos, en platos distintos, y pidió a Ryū llevar a la mesa lo que podrían ponerles, como miel, mermelada, crema de cacahuate o chocolate con avellanas.

A tu mamá le encantará el desayuno, Ryū. Porque tú ayudaste a prepararlo.

Halagó el médico, dejando las cosas sobre la mesa.

Dazai-san, ¿Puedo ir por mamá?

Estaba entusiasmado. Sería la primera vez que comerían algo delicioso, algo que sólo podía percibir su olor en las calles y jamás probar.

Claro que sí.

+++

Ryūnosuke entró corriendo a la habitación, sin soltar el peluche que Dazai le había prestado. Se dejó caer sobre la cama, armando una algarabía. Estaba feliz, y Chūya estaba muy agradecido por esa felicidad.

¡Mami! ¡Ya vamos! ¡Hice algo rico para tí con ayuda de Dazai-san! ¡Ven a ver!

Daba algunos saltos de alegría.

Cariño, no saltes mucho. La cama no es nuestra. Además, mamá debe guardar reposo.

Ryū se tranquilizó, y siguió sonriendo, acercándose al pelirrojo y dando un tierno beso en una de sus mejillas.

Perdón, mami... Me emocioné. ¡Pero parece un sueño! ¡No me despiertes! Dazai-san es muy bueno. Me prestó su peluche. Y seré un doctor como él cuando sea grande.

Chūya le sonrió ruborizado, y lo atrajo hacia él, para abrazarlo con cariño y ternura. Besó su frente, y juntaron sus narices ligeramente.

Serás el mejor doctor del mundo, Ryūnosuke. Ahora vamos, quiero probar ese desayuno al que tanta propaganda le estás haciendo.

Se levantó cuidadosamente, poniéndose sus pantunflas. Ryū hizo lo mismo.

+++

Al llegar a la cocina, se encontraron con la sorpresa de un desconocido. Se trataba de Fyodor, decidió ir a casa de su primo a desayunar, de manera inesperada.

Oh, están aquí. Vengan, Chūya, principito, mi primo Fyodor quiso venir a desayunar conmigo. Espero no les moleste.

Dijo gentil, notando un gesto asustado en Chūya y una cara nada simpática de Ryūnosuke. Le pareció extraño.

— Príncipe, ya te dije que la rata que Fyodor trae en su sombrero, es su mascota. Nada que temer.

Iba a acercar al niño para que viera al pequeño animalito, pero Chūya se lo impidió.

— Dazai, estoy agradecido por tu ayuda y por tratarnos bien. Pero Ryūnosuke y yo debemos regresar a casa.

Dijo serio. Ryū estaba confundido.

— Mamá... Dazai-san y yo hicimos un desayuno y...

— Dije que volvemos, Ryū. Gracias por todo.

Se quitó la aguja y la jeringa, y caminó a la salida, sujetando una de las manos del azabache. Ryū estaba llorando, y sin darse cuenta, se llevó al peluche del doctor muy abrazado, derramando sus lágrimas en él.

Ya estaban fuera de la casa, en pantunflas. Chūya caminaba con rapidez, haciendo que Ryū perdiera una de sus pantunflas en el camino y sin darse cuenta.

— Mami...

Desilusionado. Se frenó, jalando la mano del pelirrojo para detenerse. Su rostro pálido estaba rosado, lloraba, y su ilusión de darle un desayuno rico a su mamá se había desvanecido.

¿Qué haces, Ryūnosuke? Debemos llegar a casa. Ese tipo primo de Dazai, no es una buena persona.

— ¿Las personas que tienen ratas, son malas?

— No es eso, Ryū. Él es un Alfa de los malos, no como Dazai.

— Pero... Yo quiero regresar con Dazai-san...

— Después.

+++

— Hmm, ese chico es hermoso. ¿Me lo presentas? Aunque, ya lo conocía de antes... ¿Sabes algo? Hay un vínculo muy fuerte con ese niño. Es posible que ese niño sea mi hijo. Puedo sentirlo. 

Dazai comprendió el mensaje de inmediato, y enfureció.





El Cupido Azabache Where stories live. Discover now