22

427 55 22
                                    

Chūya despertaba de un largo sueño. No, en realidad estuvo en coma durante cinco meses después de dar a luz a su pequeño Atsushi. Incluso Dazai, siendo un grandioso médico, no pudo descubrir el porqué del misterioso coma de Chūya.
Seguramente se trataba de tantos traumas que vivió desde su pubertad. Chūya tenía esa marca de sufrimiento de por vida.

Abría sus ojos por primera vez después de cinco meses de preocupar a los demás. Lo primero que miró, poco a poco fue a Dazai acomodándole el suero para hidratarlo.

Dazai sintió cómo jalaron de su bata de doctor, desde la cama. Volteó lentamente, y sus lágrimas no tardaron en salir. Mirar los hermosos orbes azules de Chūya, otra vez, era algo que jamás imaginó después de tanto tiempo. Si hubiera tardado una semana más, Chūya no viviría para contarlo. Iba a ser desconectado.

— Chūya... ¿P-Puedes verme? ¿Te sientes mejor?

Rápidamente sacó una lámpara para alumbrar las pupilas de Chūya y ver si había algún efecto. Chūya lloraba. Con su poca fuerza, jaló a Dazai hacia él, haciendo que cayera a su lado. Fue algo repentino.

T-Te extrañé mucho, Dazai. D-Dime... ¿Q-Qué ha sido de Ryū? ¿Ya aceptó a su bebé? ¿Y de nuestros niños? Los trillizos...

Se esforzaba para hablar. Dazai rió nervioso y volvió a ponerse de pie. Esta vez, usaba el estetoscopio para revisar los latidos de Chūya. Todo estaba en perfectas condiciones.

— Chūya... No sé de qué me hablas... Nosotros...no tenemos trillizos. En realidad... Sólo tenemos dos hijos, y son Ryūnosuke y Atsushito. Ryū no tiene bebés porque es un niño pequeño. Está por cumplir los nueve años, y Atsushito tiene cinco meses. ¿En verdad no recuerdas nada?

Chūya sonrió, era un mar de lágrimas. Por alguna razón, le aliviaba saber que todo había sido un mal sueño o una ilusión.

— M-Me haces sentir feliz, Dazai...

Aún débil, Chūya logró sentarse y ahora estaba abrazando a su doctor, al chico que lo rescató de la pesadilla que había estado llevando toda su vida. Lloraba, y sus lágrimas se perdían en la bata blanca de Dazai, quien acariciaba la cabeza y cabellera de Chūya para consolarlo.

— Me alegra mucho que...mi niño, mi Ryū siga siendo pequeñito. Yo sufrí bastante hasta en el sueño. Dime, ¿conoces la condición de mi Ryū? ¿No es un Omega, verdad, Dazai? Ryū no puede ser un Omega. Mi sueño no puede hacerse realidad. Yo no quiero que Ryū...

— Ryū es Alfa.

+++

Horas más tarde...

Chūya estaba de vuelta en casa. Dazai ya había ido por Atsushi a la guardería, y por Ryūnosuke a la escuela elemental.

— ¡Ryūnosuke-kun! ¡Ven y trae a Atsushito! ¡Mamá Chūya ha despertado y está en casa!

No paso ni siquiera un minuto cuando Ryūnosuke salió de la habitación, bajó las escaleras, con un Atsushi y su tigre de peluche en brazos.

En cuanto miró a Chūya, dejó al bebé albino en el suelo sobre el tatami, y corrió hacia el pelirrojo, tratando de ser cuidadoso, no quería lastimarlo.

— ¡¡¡MAMI!!!

Ambos lloraban. Incluso las lágrimas de Dazai tampoco pudieron resistirse.

— ¡¡Mi bebé!! ¡Mi Ryū! ¡¿Te encuentras bien?! Sigues siendo mi pequeño niño.

Chūya abrazaba a Ryū de manera especial, besó sus mejillas y su frente, lo amaba más que a su propia vida.

— Te extrañé mucho, mamá. Creí que estabas muerto... Dazai-san y yo lloramos mucho por tí. El bebé Atsushi no te conoce todavía.

— También te extrañé, mi vida. Por favor, no llores más, que me pone sentimental.

Limpiaba las lágrimas del azabache, para luego separarse de él y conocer a su segundo hijo, con el sentimiento de que tampoco era hijo de Dazai.

— Míralo, Chūya. Atsushito es tan lindo. Cárgalo un rato mientras Ryū me enseña matemáticas.

Era obvio que él sabía matemáticas, pero si fingía no saberlo, Ryū aprendería mucho más.

Chūya levantaba frente a él al bebé albino, observándolo. Estaba decepcionado de que el niño, cómo sucedió con Ryūnosuke, se pareciera al padre y no a él.

Atsushi al no conocerlo, hizo una mueca de disgusto y se quejó. Comenzó a buscar a Dazai con la vista, volteando a los lados.

Chūya lo acercó a él, recargando al niño en uno de sus hombros y palmeando su espalda con delicadeza.

— Tranquilo, cariño. Soy Chūya, soy mami, bebé Atsushito. Tendrás que acostumbrarte a mí.

— ¡¡Mami!! ¡¡Dazai-san quiere que nos tomemos una fotografía!!

Gritó Ryūnosuke desde la sala. Chūya sonrió, se aproximó con Atsushi para esa primera fotografía los cuatro juntos.




N/A: SÉ QUE FUE REPENTINO CAMBIO Y GIRO PERO, NO PUDE EVITARLO <3

PD: NO ME MATEN.

El Cupido Azabache Donde viven las historias. Descúbrelo ahora