08

1.3K 188 39
                                    

Dazai era todo un padre orgulloso de Ryūnosuke y de sus excelentes notas académicas. No le exigían nada a Ryū, él sólo le brinda dedicación y esfuerzo a sus clases.

Salía de un grado más, con méritos académicos. Dazai, Chūya y Atsushi lo llevaron a un restaurante con juegos infantiles, como premios por sus notas.

El azabache subía a los toboganes, teniendo cuidado de no caer. Estaba próximo por cumplir sus nueve años y era un niño que comprendía los peligros de la vida. Tomaba sus precauciones en cada juego pero sin exagerar.

¡Mami! ¡Mira! ¡Estoy en una torre!

Hablaba desde la cima del tobogán, sonriendo alegre.

¡Ten cuidado, Ryū!

Respondió Chūya al verlo. Daba palmaditas en la espalda de Atsushi luego de haberlo alimentado recientemente. El bebé albino de un mes de nacido, miraba atento a su hermano mayor que jugaba a lo lejos. Le sonreía, aunque estuviera soñoliento.

Venga, Atsushito. ¿Me lo prestas, Chūya?

Pidió Dazai. El pelirrojo le entregó cuidadosamente a Atsushi, quien tan pronto como estaba en los brazos de Dazai, se acurrucó para dormir. Aunque no eran padre e hijo biológicos, Atsushi

— Es tan lindo, Chūya.

Decía con cariño, observando la carita de Atsushi y sus ojitos bicolor que se cerraban lentamente.

— Pero nunca podremos decir que se parece a alguno de los dos...

— Pero Atsushito y yo compartimos grupo de sangre. ¿Eso no cuenta?

A Dazai no le interesaba mucho si tenía un hijo biológico o no, Ryūnosuke y Atsushi eran sus hijos, él también les ayudó a venir al mundo, los vió nacer, y era la sensación más bonita que podía sentir al tenerlos.

Aún así, Chūya no estaba conforme. Él tenía en mente que a pesar de sentir miedo e incomodidad, quizás en el futuro lo superaría y sería capaz de darle un hijo propio a su amado. Un bebé cuyo parecido fuera a la persona que lo ayudó en los peores momentos de su vida.

— Dazai...

Su voz se tornó sería, lo que preocupó al castaño. Atsushi ya estaba dormido en los brazos de su padre, plácidamente.

— Dime, Chūya.

— Prometo que algún día... Cuando Atsushi sea un poco más grande, tendremos un bebé, un tercer hijo, que se parezca a tí... Seguro lo hará. Ninguno de los niños se parece a mí, así que, creo que los niños se parecen más a los Alfas padres que a los Omegas. Pero si serás tú su padre, no me importaría si se parece a tí, eres...muy atractivo...

Dijo sonrojado, sonriendo ligeramente. Dazai sonrió.

— Ya te lo dije. No me molesta que Ryū y Atsushito se parezcan a sus horribles padres. Ellos, no serán como esos malditos, Chūya.

Sin pensarlo mucho, Chūya, aunque la mesa estuviera en medio de ambos, se acercó a Dazai para darle un tierno beso en los labios, que duró poco. Se miraban a los ojos, y soltaron una pequeña risita.

En ese momento, Ryūnosuke llegó a ellos.

— ¡Dazai-san! ¿Puedo cargar a Atsushi-kun?

Preguntó tímido. Dazai sonrió y le acercó cuidadosamente a Atsushi a los brazos del azabache, sin soltar al bebé.

— Ten cuidado, Ryū.

— Sí.

— Sabes... Llamarme "Dazai-san" suena muy formal, ¿No crees? ¿No te gustaría llamarme de otra manera, principito?

— Hmm... ¿Puedo llamarte papá? Es que... Eres el papá que nunca tuve...

Dijo con la cabeza agachada, y empezando a llorar. Dazai le alejó a Atsushi y se lo entregó a Chūya, para abrazar a Ryū y sentarlo en tu regazo, limpiando esas lágrimas.

Eso me haría muy feliz.

El Cupido Azabache Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang