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Ryūnosuke salía de compras al conbini con sus cinco hermanitos. Incluso le pidieron cuidar a Kyouka, la menor de todos.

Los niños ya tenían seis y cinco años, por lo que la única difícil de cuidar era la pequeña Kyouka de dos, a quien traía en sus brazos. Los demás iban tomados de la mano junto a él, sujetando su gabardina, rodeándolo.

Parecía un patito "adulto" rodeado de patitos bebé. Era una imagen algo tierna y curiosa para quienes caminaban por el lugar.

+++

Muy cerca, el rubio de ahora diecisiete años, comía ramen callejero con Kenji en su regazo, también pidiéndole de comer.

Bastó con que el bebé rubio probara un poco, para empezar a tener sueño. Aun sin comer, Kenji era muy dormilón con hambre o sin hambre.

— Pa-pi, másh.

Exigió, agitando uno de sus bracitos en dirección al plato. Kunikida tomó la cuchara del plato de Kenji, para darle un poco más de caldo del ramen.

Kenji, entendido, dejó entrar la cucharada a su boca y le sonrió a su padre, agradecido por alimentarlo. Kenji no miraba a su padre como un niño, y nunca lo sintió de ese modo. Ahora Kunikida era un joven adolescente que se esforzaba día a día para mantener bien a su pequeño retoño.

— ¿Te gusta?

— ¡Shí!

Gritó con algarabía, aplaudiendo con sus manitas. Un brillo en sus ojos notaba su emoción.

— Perdón por enojarme contigo cuando tú no eres culpable de nada, Kenji. Muchos creen que soy el Omega sólo porque soy un Alfa que cuida a su bebé... Pero nadie tiene porqué interesarse tanto en mi vida. Ya no me importa.

Dijo en voz baja, limpiando la barbilla y mejillas manchadas de Kenji, con un pañuelo suave.

— ¡Másh! ¡Dico!

Le sonreía tierno.

— Parece que disfrutas estar conmigo. ¿Quieres a papi, Kenji? ¿Me quieres?

— ¡Shii! ¡Mu-cho!

— Yo también te amo, bebé.

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Sakunosuke corrió al lugar del ramen instantáneo luego de ver un dibujo de ODASAKUMAN, su personaje favorito. Al separarse del grupo significaba peligro.

El azabache se vió obligado a apresurarse para tener de vuelta a su ocurrente hermano, cuando escuchó una voz bastante conocida para él, pero un poco más gruesa.

— ¿K-Kuni...?

El rubio volteó asombrado al escuchar esa voz, apenas creyéndolo. Le habían dicho que Ryū había muerto, y a Ryūnosuke le dijeron que Kunikida había muerto.

— ¿Ryū...?

— N-No estoy loco, no puedo ver a un muerto... No...

El azabache retrocedía asustado, y al verlo así, Kunikida se levantó de la banca para tranquilizarlo, aún con Kenji en brazos, quedando en medio de los dos.

El bebé rubio le sonrió a Ryū simpáticamente, sujetando su gabardina. Tenía sus ojitos llorosos y pedía brazos a Ryū. Se aferraba a él aún sin "conocerlo", pero al ser hijo de Omega masculino, podía sentir el calor de mamá. Incluso los corazones de Omega e hijo se conectaban de manera especial al estar cerca.

El Cupido Azabache Where stories live. Discover now