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En una casa no muy grande ni lujosa...

Cierto rubio de quince años de edad, revisaba las redes sociales de Ryūnosuke, deseando comentarle un "Feliz Cumpleaños", pero le tenían prohibido hablarle.

Desde que sus padres se enteraron del embarazo de Ryū, se llevaron a Doppo, le inventaron su muerte, y le prohibieron volverlo a ver y tener contacto con él, de lo contrario, ellos se harían cargo de desaparecer a ese bebé para siempre.

Kunikida no quería eso. Si bien, era muy joven para tomar sus propias decisiones, y para tener pensamientos responsables, sabía y estaba seguro de que algún día quería reencontrarse con Ryūnosuke y conocer a su hijo. Deseaba ese momento.

Lloraba en las noches mientras estaba solo en su habitación, imaginándose lo mal que la ha pasado Ryū todos esos meses. Y creando la ilusión de cómo es la apariencia de su pequeño bebé. Si se parecía a él o a Ryū.

— Doppo, hijo, ¿por qué no te has dormido?

Entró su madre a la habitación, mirando al rubio muy cerca de la ventana, mirando hacia afuera.

No tengo sueño.

Respondió con seriedad. Tenía lágrimas en sus ojos que pronto limpió.

— Debes dormir. Ni siquiera quisiste almorzar, ni cenar. ¿Te sientes bien, hijo?

El adolescente se dirigió a su cama, y se acomodó para dormir.

— No quiero hablar. Por favor sal de mi habitación. Quiero descansar.

+++

Mientras tanto, en casa de Fyodor y Gogol...

El albino daba leche en el biberón al pequeño Kenji antes de dormir. Parecía hambriento. Todo el día lo único que hacía era comer y dormir.

— Ya es suficiente leche, Kenji. El abuelo olvidó comprar más.

Dijo Fyodor, recargando al bebé rubio en uno de sus hombros, para palmear su espalda con delicadeza después de alimentarlo. Kenji sonreía con los cariños que Nikolai me hacía al otro lado.

— Oye, Dos-kun, deja de llamarte abuelo frente a Kenji-kun. Se supone que somos sus padres ahora.

Dijo el payaso.

— Es un bebé, no comprende las palabras. Pero estoy molesto, Nikolai. ¿Quién sería el mocoso que embarazó a mi hijo? ¿Y cómo pudo él idiota de mi primo dejar que Ryūnosuke tuviera al bebé, siendo él un especialista en Omegas? Debí pelear la custodia de Ryū cuando pude.

— O-Oye... Si tu hijo vive conforme a su edad, otra vez, como un niño que pasa a la pubertad... Y el bebé se queda con nosotros, no veo el problema... Lleva tu sangre después de todo.

Opinó Gogol.

Fyodor pasó a Kenji, ya dormido, a los brazos de Nikolai. Afortunadamente el bebé rubio era bastante tranquilo y no daba problemas. Dormía todo el día y toda la noche, y se conformaba con las dos personas que cuidaban de él.

— Míralo, es hermoso.

La manera en que el payaso lo observaba era inigualable. Gogol ya amaba a ese niño y sería muy difícil para él que los separaran.

El Cupido Azabache Where stories live. Discover now