15

790 111 27
                                    

En su camino a casa, durante la noche, se encontraron con una pandilla de Alfas mal intencionados, de entre 16 y 19 años de edad, que los acorralaron. Ryūnosuke no demostraba miedo, aunque su único temor era que le sucediera algo a Kunikida o Atsushi por su culpa. Siendo un Omega en su etapa de celo y esparciendo su aroma dulce, era más vulnerable, pero no se haría el débil ante ellos. Ryū estaba conforme con su condición Omega y amaba serlo, pues Chūya era su ejemplo a seguir, optimista ante todo siempre y sin rendirse; pero en situaciones de peligro, el azabache pretendería ser un Alfa al igual que Kunikida y no sería atacado por ninguno de ellos, de eso estaba seguro.

El rubio sostenía mejor al pequeño Atsushi por cualquier cosa que pudiera ocurrir, mientras que Ryū estaría a la defensiva.

— Un par de mocosos con un bebé. Seguramente son Omegas los dos. ¡Chicos, ataquen!

Ordenó el líder de la pandilla.

Lo que no sabían era que el par de "Omegas" tenían conocimientos de artes marciales, y aunque fueran atacados, nada sucedería, pues ya eran Omega y Alfa marcados predestinados. Fue una decisión repentina y rápida.

— ¡¡No somos Omegas y no nos atacarán!!

Ryū intervino, posicionándose frente a su pareja para proteger a su pequeño hermano. Atsushi empezaba a llorar, asustado por la situación. Se aferraba con sus puños a la ropa de Kunikida, quien lo arrullaba para calmarlo.

— Tranquilo, todo estará bien.

— ¡Dyū-nii!

Gritaba entre llantos, estirando uno de sus bracitos hacia su hermano mayor.

— Vaya, así que es tu hermanito. Que lindo es. ¿Deberíamos separarlos?

Se acercaban a Kunikida, de manera que lo rodeaban. El rubio no soltaba para nada a Atsushi, le sería difícil practicar sus conocimientos de defensa personal con los brazos ocupados, pero no imposible.

Los Alfas mayores que él comenzaban a atacar a Ryū, aún cuando éste se defendía con esfuerzo. Lo hicieron caer al suelo para golpearlo, darle unas patadas sólo por gusto, sin saber que en verdad era un Omega.

— ¡¡NO LO TOQUEN, MALDITOS!!

Aún con dificultades por Atsushi, empezó a actuar en defensa tanto suya como de Ryū. Después de varios minutos, lograron derrotar a esos Alfas de la pandilla, pero quedaron lastimados y heridos.

Kunikida cayó al suelo junto con Ryū y Atsushi.

Ninguno fue atacado sexualmente, pero sus golpes eran graves.

A Ryū le habían golpeado la cabeza por detrás, sangraba, estaba inconsciente y apenas podía notarse su respiración.

Kunikida movía una de las manos de Ryū desde su lugar, tampoco podía levantarse.

Por su parte, Atsushi tenía un bracito lastimado y lloraba a gritos.

+++

Al amanecer, desde luego que les habían avisado de lo sucedido.

Dejaron a los trillizos en una guardería, mientras cuidaban de Ryū y Atsushi en el hospital.

Chūya había caído en cama por la noticia.

— ¿P-Puedo ver a mi hijo?

Preguntó Osamu algo nervioso. Ya había recuperado a Atsushi, y lo tenía durmiendo en sus brazos, sobre su regazo, envuelto en una frazada suave. Tenía uno de sus bracitos con yeso y no lo podría mover durante un tiempo.

— Así es. Acompáñame. El golpe que recibió el niño fue grave y perdió mucha sangre.

— ¿No le sirvió la que me doné yo?

— Desafortunadamente no. Pero la sangre del padre biológico, fue la que lo ha mantenido con vida.

Dazai se decepcionó un poco, aunque desde siempre supo que Ryū no era su verdadero hijo, ni el otro pequeño que estaba en sus brazos.

Finalmente entraron a la habitación.

Ryūnosuke estaba durmiendo, se le miraba feliz, incluso sonreía ligeramente de vez en cuando, como si soñara cosas lindas.

Tenía la cabeza vendada y parches de vendajes en su cara y cuello, cubriendo la marca del Alfa Kunikida, la que nadie había notado.

— Mi Ryū, principito... Lo siento mucho... Tú sabes que siempre te he amado, eres mi hijo, mi niño, Ryū... ¿Por qué quisiste hacer esta prueba tan horrible?

Lloraba junto a la cama, sin dejar de sostener a Atsushi, cuando escuchó el aparato del monitoreo de latidos con un sonido agudo y al que todos le temen. El corazón de Ryū se detuvo.

— ¿Eh? No... ¡No puede estar pasando! ¡¡NO TE PUEDES MORIR, RYŪ!!

Los médicos encargados entraron a la habitación, sacando a Dazai de ahí.

+++

— Doppo, hijo, cuéntanos.

Insistía la madre de Kunikida, acariciando una de sus manos con ternura.

— Tengo un novio, es mi chico ideal. Me presentó a sus padres hace poco. Nos marcamos como predestinados. Él tuvo una mala idea y yo le ayudé. Íbamos camino a su casa a remediarlo, pero las cosas se complicaron cuando esos Alfas aparecieron... Díganme, ¿Cómo está Ryūnosuke?

El padre, quien recién entraba con noticias, miró a su esposa con preocupación, lo que asustó al chico rubio.

— ¿P-Pasó algo malo? D-Díganme que está todo bien...

— Hijo...

+++

— Dazai, ¿Qué noticias me tienes de Ryū?

Preguntó Chūya desde una de las camas de hospital. Pudo tener a Atsushi en sus brazos de nuevo y por ese lado estaba más tranquilo.

Chūya... Ryū está...

Lágrimas desbordadas.




Me duelen muchísimo los ojos :"c
Valoren este trabajo tan poquis de hoy xd

El Cupido Azabache Donde viven las historias. Descúbrelo ahora