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Su confesión provoca que mi cuerpo se tense y tema de lo que pueda llegar a pasar de ahora en adelante. No puedo decirle que le quiero a pesar de que mi corazón esté latiendo con fuerza. No porque todavía nada ha terminado. Le muestro una sonrisa tímida y asiento con la cabeza. No obstante, Luke me vuelve a besar con ganas y yo simplemente me dejo llevar. Experimento el sabor de su boca una vez más mientras rodeo su cuellos con mis brazos y le permito tumbarme en la cama.

Observo su rostro a la misma vez que lo acaricio y grabo la imagen en el rincón de los recuerdos de mi mente por si en algún momento tenemos que separarnos. Seamos sinceros. Todo está siendo demasiado bonito y es imposible que el destino nos tenga preparado un futuro juntos. De todos modos, me pego a su cuerpo advirtiendo sus caricias por debajo de mi ropa. Sin miedo, me entrego a él cuando ambos estamos desnudos en el colchón. Noto como Luke me penetra y como un recorrido eléctrico se desliza por todo mi cuerpo, produciéndome una sensación de eterno placer. Sólo si estoy con él puedo sentir millones de sensaciones que nunca había experimentado a lo largo de mis veintiún años.

Sus jugosos labios palpan mi cuello dejando un recorrido húmedo por toda mi piel hasta que llega a mi torso. De forma automática mi cuerpo responde, me arqueo y cierro los ojos a la vez que refugio mis manos en las sábanas antes de sentirle con intensidad entrando nuevamente en mi. Me agarra por la cintura con sus dos manos y comienzo a sentir una sucesión de embestidas cargadas de satisfacción por dejarme hacer. Puedo verlo en su cara. Puedo ver como me desea y como desea seguir hasta llegar a la cima del clímax. Todo se vuelve húmedo y placentero. Desde la primera vez que lo hice con él supe que iba a ser como una droga. Su cuerpo comienza a sudar sobre el mío, me aferro a él con todas mis extremidades y gimo en su oído cuando no puedo aguantar una cierta presión en mi bajo vientre. Enseguida, Luke se aparta y coge un preservativo.

Con los ojos cerrados disfruto de su cuerpo y como este tiembla, experimentando el dulce momento del clímax que se apodera de todo su ser. Abro los ojos descubriendo su sonrisa, agotado por el esfuerzo y la tensión. Sus manos acarician mi cintura moviéndose levemente a la vez que siento sus besos en mi ombligo, ascendiendo con su lengua hasta llegar a mi barbilla. Me río por las cosquillas que me produce.

WILLOW. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora