Después de una noche larga y oscura surge la incertidumbre de tus actos. Lo único que recuerdas es una pluma negra y unos ojos cuyos no sabías que en ellos se encontraba el mismísimo infierno. Con todo lo ocurrido no puedes confiar de la misma maner...
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1 semana antes
Mis piernas avanzan por enésima vez rodeando el salón, la cocina, el pasillo, el cuarto de baño y por último mi habitación, oscura y solitaria aún todavía con su fragancia adueñándose de la estancia. Entro con la respiración agitada a la vez que dejo caer las manos por mi cuello. Lentamente, me dirijo hacia el armario y lo abro con el pulso totalmente revolucionado, colgados en perchas se encuentran varios conjuntos que mi madre le había comprado a Willow con el mismo cariño que lo hace conmigo. Me muerdo el labio inferior preocupado por saber donde estará en estos momentos, hace tres horas que no ha vuelto y mucho menos ha correspondido a mis mensajes. Con un suspiro frustrado cierro las puertas del armario y me acerco al escritorio en busca de cualquier nota, sin embargo, tras rebuscar por todas partes no encuentro ningún indicio.
Todavía permanecen en la esquina unas cuantas cajas apiladas de libros y cintas de música que solía poner en el reproductor plateado que permanece, desde que la tecnología ha avanzado, guardado bajo mi cama. Me acerco a estas en el momento en que recuerdo que había dejado por error el diario de Willow entre las penúltimas. Separo las superiores dejándolas a un lado y me arrodillo cuando advierto el color de sus antiguas hojas. ¿Lo dejé abierto? La duda me invade. ¿Y si ella lo ha descubierto y se ha ido para siempre? No obstante, detengo mis ojos en su cuarta nota. Hasta entonces, en las últimas solo destacaba la ira por sí misma y su dura vida. Pero ahora, algo ha cambiado.
Desde que Kimberly me dió el diario no he dejado de leer y releer todos los episodios de cada nota que Willow escribió para desahogarse con el fin de buscar en ellos alguna solución para ayudarla. Brevemente, contaba los acontecimientos más tormentosos desde que Jack falleció, sin embargo, hay un nuevo protagonista en su historia y cuando pronuncio su nombre mi cuerpo se estremece de inmediato.
–Dereck.
Agarro el diario con las manos a la vez que me reincorporo sintiendo una profunda cólera apoderarse de mi empatía por este ser humano. Después de leer la primera frase de su cuarta nota me veo en la obligación de cerrar los ojos y coger aire, prepararme para el temible capítulo de esta.
