10/2

126 62 13
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Bajo mi cuerpo advierto unas sábanas mojadas en sudor rodeando mi figura cuya se está sometiendo a un sufrimiento gracias al inicio de un verano caluroso

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Bajo mi cuerpo advierto unas sábanas mojadas en sudor rodeando mi figura cuya se está sometiendo a un sufrimiento gracias al inicio de un verano caluroso. Normalmente en Oxnard los veranos son cómodos, no hace una calor tan exagerada como la de esta mañana. No he pegado ojo en toda la noche, no he podido descansar tan bien como lo hago en invierno. De hecho, adoro el clima invernal, las temperaturas bajas con un exterior cubierto de un manto blanco a pesar de congelarme cada día al salir de la ducha. La época veraniega me gusta – como a todos – por las vacaciones que se nos permite tener, excepto mi madre, quien insiste por acudir a trabajar día y noche sin dar crédito a todo lo que se está perdiendo. Me encuentro con ella al bajar por la escalera, atareada organizando varios documentos sobre la mesa del salón, repasando cada detalle en cada escrito de cada folio subrayado y garabateado con una letra difícil de entender.

Me acerco a ella pausadamente sin tener la intención de interrumpirla por mucho que me gustase que se echara una siestecita o que se tomara unas vacaciones que tanto tiempo llevo insistiéndole. Agacho mi cabeza acercando mi mejilla y recibo el beso de buenos días con una mueca de asco, después se tapa la nariz y con una sonrisa incómoda me sugiere una ducha larga. Resoplo dándome algo de aire con las manos pero eso no quita el sudor que baña mi piel, acepto con la cabeza y me despido sacándole la lengua. Posteriormente, me preparo las cosas para entrar al cuarto de baño y cuando lo tengo todo listo cierro la puerta, sin embargo, el timbre suena antes de que pueda introducir mi primer pie en la ducha.

– ¿Está Luke en casa? – la voz de Jessica me detiende, salgo inmediatamente y me acerco a la entrada con las manos en los bolsillos del pantalón que me había puesto antes de empezar la mañana. – ¡Oh, ahí estás! – mi madre le abre paso y después de despedirse de ella con una sonrisa vuelve a lo suyo, yo la miro hasta que se vuelve a sentar en el sitio en el que estaba. – ¡Díos mío! ¿Qué es ese olor?

– Humanidad. – me cruzo de brazos tapando parte de mi pecho desnudo, algo en lo que se fija Jessica con una sonrisa burlona. – ¿Qué haces aquí tan temprano?

– ¿Temprano? – se mira el reloj de su muñeca. – Son las once y media. Chad y yo te hemos estado esperando para tomar un helado como acordamos el...

WILLOW. ©Where stories live. Discover now